Comunicado de www.vaticannews.va —
Para el cardenal arzobispo de Turín y obispo de Susa, el pontificado de Francisco ha demostrado que, antes que las estructuras y las cuestiones organizativas, la Iglesia debe poner a Cristo en el centro, no solo anunciándolo con palabras, sino con un testimonio auténtico
Fabio Colagrande – Ciudad del Vaticano
«Es en el largo día de Pascua, que todavía estamos viviendo, que el Papa Francisco pasó de este mundo al Padre. Y quizás no habría podido ser de otro modo, porque era un hombre verdaderamente injertado en Cristo resucitado». Estas fueron las palabras del cardenal Roberto Repole, arzobispo de Turín y obispo de Susa, pronunciadas en la apertura de la Vigilia de oración en sufragio del Papa Francisco, celebrada en la catedral de la capital piamontesa el miércoles 23 de abril.
El cristocentrismo no es solo una idea
Repole fue creado cardenal por Francisco en el Consistorio del 8 de diciembre de 2024. Al frente de la archidiócesis de su ciudad natal desde febrero de 2022, profesor de teología sistemática, presidió la Asociación Teológica Italiana de 2011 a 2019. «El pontificado de Francisco – comenta en conversación con medios vaticanos – lo veo como un momento renovado de recepción del legado del Vaticano II». «El Concilio -explicó el arzobispo de Turín- nos ha devuelto con claridad el cristocentrismo en la teología, es decir, el hecho de que todas las cuestiones deben ser vistas poniendo a Cristo en el centro». «Lo mismo -continuó- me parece vislumbrar en el Magisterio y en la actitud pastoral del Papa Francisco, con la peculiaridad de habernos mostrado que el cristocentrismo es tal en la medida en que, de alguna manera, no es simplemente una idea objetiva, sino que es poner verdaderamente en el centro al Señor resucitado y vivo». Según el cardenal, «esto es lo que Francisco proclama con su palabra y testimonia, precisamente por esto, con su existencia, con su vida».
«Conectado con esto – añadió Repole -está el énfasis en el hecho de que el corazón de la Iglesia, de la comunidad de creyentes en Cristo, es precisamente la confianza en Jesucristo resucitado». «Incluso antes que las estructuras, antes que las cuestiones organizativas, lo que es central, y está en el alma de todo, es precisamente esta fe en Cristo resucitado y vivo». Según Repole, esta visión permitió al Papa ver con lucidez que «si existe un relativismo cultural que hay que combatir, no es menos cierto que existe un relativismo práctico» que sólo «un testimonio auténtico de adhesión a Cristo resucitado y vivo nos permite contrarrestar».
Aquel silencio en la plaza el día de la elección
El pontificado de Francisco se caracterizó por gestos inéditos que han quedado en la memoria de toda la Iglesia. El cardenal Repole recordó en primer lugar el silencio que se hizo en la plaza de San Pedro, abarrotada, el 13 de marzo de 2013, en el momento de su elección, en cuanto salió en público a la Logia de las Bendiciones y pidió a la multitud que rezara con él. «Lo recuerdo como un momento muy emocionante – explicó – porque había realmente un pueblo reunido en oración con el Pontífice y era un momento significativo».
«Recuerdo también, en particular – añadió -, su visita a Lampedusa por el alcance que tuvo al mostrar las profundas injusticias de este mundo que a menudo no se ven, no se quieren ver». Pero en la memoria del arzobispo de Turín está también la Statio Orbis presidida por el Papa el 27 de marzo de 2020 en los meses de la pandemia. Más allá de los comentarios que se hicieron en su momento – comentó – para mí fue un gesto simbólico que decía cómo este mundo hipertecnológico e hipercientífico necesita la salvación que trae Dios».
El encuentro con los padres ancianos
Para el cardenal Repole, el recuerdo personal más bonito del Pontífice, en cambio, está ligado al pasado mes de octubre, cuando Francisco anunció por sorpresa el Consistorio y los nombres de los cardenales designados, entre los que se encontraba el suyo. «Le pregunté, durante el Sínodo de los Obispos, que se celebraba en esas semanas, si era posible que conociera a mis ancianos padres, a los que les habría encantado verle», contó. «Me dijo que sí, pero entonces este encuentro no estaba programado oficialmente». «Pero dos días antes del Consistorio – recordó el cardenal – me llamó y me dijo: «¿Pero no habías pedido encontrarme con tus padres?». El encuentro tuvo lugar entonces el mismo día del Consistorio y evidentemente, – relató Repole – es un recuerdo muy querido y muy entrañable para mí».
Las raíces piamontesas de Francisco
Por último, el arzobispo de Turín y obispo de Susa, hizo memoria de lo mucho que el Papa quiso permanecer ligado a sus raíces piamontesas, además de ser argentino. «Cada vez que se encontraba conmigo me saludaba con una palabra típica de saludo en el dialecto piamontés, “cerea”. Para él, esta tierra significaba sus raíces, sus orígenes, unos orígenes que no sólo nunca olvidó, sino que nunca quiso olvidar. Francisco – agregó – dijo varias veces que sin raíces no se va a ninguna parte, y era consciente de que existía porque había habido miembros de su familia que habían emigrado, que se habían enfrentado a esa dureza, y que tampoco hoy podía olvidar eso».
Se publicó primero como Repole: El Papa dio testimonio de Cristo con su vida