InicioDerechos HumanosPrimera persona: 'Sueños simples' de los sirios tras el terremoto

Primera persona: ‘Sueños simples’ de los sirios tras el terremoto

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Shirin Yaseen de la Oficina del Portavoz del Secretario General de la ONU visitó el noroeste de Siria como parte de una misión interagencial para evaluar la situación allí.

“El día que visitamos Jindairis en el norte de Siria, una de las zonas más afectadas por el terremoto de febrero, las condiciones meteorológicas eran muy malas. Una clínica médica móvil ubicada en una carpa fue levantada del suelo por los fuertes vientos que esparcieron suministros e instrumentos médicos.

Niñas juegan en un centro de acogida para personas desplazadas en Jindairis, gobernación de Alepo.

Niñas juegan en un centro de acogida para personas desplazadas en Jindairis, gobernación de Alepo.

Los sueños de los niños de este campamento son simples. Una me dijo que necesita lentes, otra zapatos decentes para poder caminar por los caminos sin asfaltar del campamento. Una niña, Ahlam, me dijo que lo único que quería era volver a la escuela. Una madre pidió una silla de ruedas para su hija de 20 años.

Experiencia de terremoto

En otro campamento, en Idleb, llamado Kammonah, conocí a Yazi Khaled Al-Abdullah, cuyo sufrimiento refleja la experiencia de cientos de miles de personas que quedaron sin hogar como resultado del terremoto.

Me contó que a las cuatro de la mañana sintió temblores pero no sabía qué estaba pasando. Sus hijos le dijeron que no tuviera miedo y después de que todos salieran de su casa, ésta se derrumbó. Estaba lloviendo y estaban temblando de frío, pero no sabían qué hacer ni adónde ir.

Yazi Khaled Al-Abdullah ha estado viviendo en una tienda de campaña después del terremoto.

Yazi Khaled Al-Abdullah ha estado viviendo en una tienda de campaña después del terremoto.

Terminaron en el campamento de Kammonah y se les aconsejó que se inscribieran en un refugio. Un mes después del terremoto todavía viven en una tienda de campaña con otras dos familias.

Yazi Khaled Al-Abdullah me dijo que le encanta cocinar pero que no tiene ollas ni cocina a gas. A veces se proporciona comida preparada, generalmente arroz, pero ella tiene diabetes, por lo que no recibe la nutrición que necesita.

Ella y su familia están desesperados por regresar a casa, incluso si eso significa vivir una vida muy básica. Ella usó una expresión árabe que dice que incluso si solo tienen tierra para comer, todavía quieren volver a su ciudad natal.

Su familia se fue de Sinjar hace ocho años debido a la guerra en Siria y pasaba tiempo aquí y allá. Ella me dijo que su hijo y su esposo estaban trabajando su tierra y cuidando ovejas cuando un avión los mató. En sus palabras, se han convertido en mártires.

También conocí a Mazyad Abdul Majeed Al-Zayed, que dirige el campamento de Ajnadayn en Jindairis y que él mismo es víctima del terremoto.

Explicó las difíciles condiciones en las que viven los residentes del campamento, debido a la escasez de todo, incluidas las tiendas de campaña. En la zona funcionan clínicas móviles, pero carecen de medicamentos y acuden esporádicamente.

Mazyad Abdel-Majeed Al-Zayed, administra el campamento de Ajnadayn en Jindairis.

Mazyad Abdel-Majeed Al-Zayed, administra el campamento de Ajnadayn en Jindairis.

Dijo que el campamento es miserable y que no trajo a su familia aquí porque no podía soportar verlos vivir en tales condiciones.

Más tarde visité tiendas de campaña instaladas frente al Hospital Especializado Al-Rafa en Jindairis, que albergaba clínicas móviles, incluida una para niños y otra para mujeres.

Los pacientes y visitantes son recibidos diariamente en estas clínicas, que se establecieron varios días después del terremoto.

El hospital está rodeado de edificios destruidos y el personal médico vive y trabaja en las mismas condiciones que las personas a las que atiende.

El sistema médico en esta parte de Siria estaba sobrecargado incluso antes del terremoto, y ahora el personal médico está agotado y el equipo está casi completamente roto.

Innumerables personas afectadas por el terremoto han buscado refugio en esta zona del noroeste de Siria. Muchos lo hicieron para escapar de la guerra que se ha estado librando durante 12 años.

La ONU lanzó un llamamiento humanitario de 400 millones de dólares para apoyar a las familias desplazadas.

La ONU lanzó un llamamiento humanitario de 400 millones de dólares para apoyar a las familias desplazadas.

Una mujer con la que hablé dijo que no tenía idea de lo que le depararía el futuro después de haber huido durante un período de cinco años de Saraqib a Afrin, que fue bombardeada, y luego a Jindairis.

Conocí y hablé con muchas personas, incluidos niños pequeños no acompañados que habían sido separados de sus padres, cuyas vidas habían cambiado por la guerra y luego por el terremoto.

Pero también conocí a personas que tenían esperanza y optimismo por un futuro mejor. Conocí a trabajadores humanitarios diligentes y afectuosos que colaboran con la ONU y que intentan todos los días mejorar la vida de los afectados.

Mientras tanto, la ONU ha lanzado un Llamamiento humanitario de $400 millonesy continúa trabajando con sus socios para garantizar que los suministros de socorro lleguen a las personas más vulnerables.

Encuentra más aquí sobre el trabajo de la ONU en Siria.

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