Brazzaville – Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en todo el mundo y se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas acaban en lagos, ríos y mares. Sin embargo, se recicla menos del 10% de la producción mundial anual de plástico. En África, que produce solo el 5 % y consume el 4 % del plástico mundial, el aumento de la población y la urbanización están impulsando un aumento del plástico de un solo uso, lo que aumenta la contaminación ambiental y las amenazas para la salud.
La Oficina Regional para África de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han colaborado para galvanizar los esfuerzos nacionales para reducir las amenazas ambientales para la salud desde la adopción de la Declaración de Libreville sobre salud y medio ambiente en 2008. Desde entonces, han llevado a cabo conjuntamente varios proyectos, entre los que se encuentran el proyecto Clim-HEALTH Africa, cuyo objetivo es ayudar a predecir, prevenir y gestionar los efectos agudos del cambio climático en la salud pública en África; y el proyecto CHEMOBS, que desarrolló un prototipo para un observatorio nacional integrado de salud y medio ambiente sobre los riesgos químicos para la salud humana y el medio ambiente.
Este año, el Día Mundial del Medio Ambiente se celebra bajo el lema “Soluciones a la contaminación plástica”. Alexander Mangwiro, Coordinador Regional de Productos Químicos, Desechos y Calidad del Aire del PNUMA, analiza la amenaza de la contaminación plástica y cómo se puede abordar.
¿Cuáles son los impactos de la contaminación plástica en la salud en África?
La contaminación plástica tiene varios impactos negativos en la salud en África, afectando tanto a las poblaciones humanas como a los ecosistemas. Los desechos plásticos, en particular los plásticos de un solo uso y los microplásticos, pueden contaminar fuentes de agua dulce como ríos, lagos y aguas subterráneas. Esta contaminación puede dar lugar al consumo de microplásticos a través del agua potable contaminada, lo que puede suponer un riesgo para la salud humana. Asimismo, el plástico puede acabar en la cadena alimentaria. Por ejemplo, el plástico de nuestros océanos se descompone en fragmentos más pequeños conocidos como microplásticos, que son ingeridos por los organismos marinos. Cuando los humanos consumen mariscos contaminados con microplásticos, existe el riesgo de que los microplásticos se transfieran a la cadena alimentaria, con consecuencias potencialmente graves para la salud. Los plásticos también pueden contener sustancias químicas tóxicas, que pueden filtrarse en el medio ambiente y potencialmente ingresar a la cadena alimentaria. La exposición prolongada a estos productos químicos, en particular a través del consumo de alimentos o agua contaminados, puede tener efectos adversos para la salud, incluidos trastornos endocrinos, problemas de desarrollo y mayores riesgos de cáncer.
En muchas ciudades y pueblos africanos, la eliminación inadecuada de desechos plásticos puede crear caldos de cultivo para los mosquitos transmisores de enfermedades. Además, la quema de desechos plásticos, una práctica común en algunas regiones de África, libera contaminantes dañinos al aire, incluidos gases tóxicos y partículas. La inhalación de estos contaminantes puede causar problemas respiratorios, exacerbar las condiciones respiratorias existentes y contribuir a las enfermedades relacionadas con la contaminación del aire. En todo el continente, apenas existe una infraestructura de tratamiento de plástico. La eliminación indiscriminada de plástico probablemente reducirá la porosidad del suelo hasta el punto de romper el ciclo de regeneración de los recursos hídricos y reducir la calidad de los suelos para la práctica agrícola.
Por lo tanto, la contaminación por plástico también tiene enormes consecuencias ambientales y socioeconómicas, incluida la degradación de los ecosistemas. Esto puede tener impactos indirectos en la salud, ya que altera el equilibrio de los ecosistemas que brindan servicios esenciales, como la purificación del agua, el secuestro de carbono y la regulación de enfermedades, y puede socavar las economías locales y los medios de subsistencia a través de la inseguridad alimentaria.
¿Cómo pueden los países africanos abordar el impacto de la contaminación plástica en la salud?
Abordar los impactos de la contaminación plástica en la salud en África requiere medidas integrales, incluidas prácticas mejoradas de gestión de desechos (diseñadas en torno a iniciativas de reducción, reutilización y reciclaje), campañas de concienciación pública e intervenciones políticas. Al mitigar la contaminación plástica y promover alternativas sostenibles, es posible proteger la salud humana, preservar los ecosistemas y fomentar el desarrollo sostenible en la región.
Muchos países africanos han mostrado un fuerte compromiso para combatir la contaminación plástica, especialmente al avanzar en la reducción de sus desechos plásticos. Hoy, alrededor de 30 países africanos han prohibido las bolsas de plástico de un solo uso. Sin embargo, es necesario mejorar la eficacia de las políticas sobre producción, uso y gestión de residuos plásticos, ya que la capacidad y los mecanismos para el seguimiento y la evaluación de estas soluciones aún son incipientes o inexistentes. Esperamos que el Tratado de las Naciones Unidas sobre la Contaminación por Plásticos discutido la semana pasada en París y cuya finalización y adopción está programada para 2024 ayude a acelerar el desarrollo y la implementación de políticas nacionales y regionales.
¿Qué soluciones propone el tratado para hacer frente a la contaminación por plásticos?
El tratado de las Naciones Unidas sobre la contaminación plástica tiene como objetivo abordar la crisis mundial de la contaminación plástica y establecer un marco integral para abordar sus impactos en el medio ambiente y la salud humana. Si bien el tratado aún se está desarrollando, esperamos que ayude, fortalezca los sistemas de gestión de desechos, refuerce la ayuda financiera, la transferencia de tecnología y las iniciativas de creación de capacidad, particularmente en los países en desarrollo. Además, tiene como objetivo mejorar las capacidades de gestión de la contaminación plástica y fomentar la cooperación internacional y la colaboración entre las naciones, incluido el intercambio de mejores prácticas, conocimientos científicos y tecnologías para combatir eficazmente la contaminación plástica. El objetivo general es mejorar la salud de las personas, proteger el medio ambiente y promover economías más sostenibles.