“Dado que muchas familias han estado en movimiento durante semanas, con muy poca comida y medicinas, se siguen observando crecientes tasas de desnutrición, brotes de enfermedades y muertes relacionadas”, dijo William Spindler, de la agencia de la ONU, a los periodistas en Ginebra el martes.
Al destacar una preocupación particular por las condiciones en los campos de refugiados y los centros de tránsito, el Sr. Spindler dijo que los servicios de salud mental son prácticamente inexistentes y los suministros médicos son limitados, ya que la gente sigue huyendo.
La escasez crónica de personal de salud, los problemas de suministro y los ataques al personal, según lo informado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), también han comprometido significativamente la calidad de la atención médica en todo el país.
Cólera y Malaria
ACNUR advirtió que se esperan brotes de cólera y malaria en los próximos meses, en medio de fuertes lluvias, inundaciones, instalaciones de salud inadecuadas y acceso humanitario impedido.
El Sr. Spindler dijo que ACNUR está preocupado por la situación inminente.
“Con el inicio de las lluvias en la región, ha habido bastantes inundaciones. Obviamente, esto hace que la situación sanitaria sea bastante grave”.
“Desafortunadamente, las condiciones en tal escenario son perfectas para un brote de cólera y otras enfermedades similares”, coincidió el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, y enfatizó que la agencia de salud se estaba preparando para tal situación.
Estado del Nilo Blanco
Al abordar específicamente la situación en el estado del Nilo Blanco, el Sr. Spindler dijo que la falta de medicamentos y personal médico está obstaculizando seriamente la prestación de servicios para más de 144.000 personas recién desplazadas de la capital, Jartum, en 10 campos de refugiados.
El análisis realizado por los equipos de ACNUR en el Nilo Blanco muestra que el personal está al límite, con al menos 70 pacientes por médico por día, por encima de lo recomendado médicamente.
Servicios de salud en peligro
La OMS ha condenado los 53 ataques a instalaciones sanitarias, así como el reciente ataque al personal de MSF en Jartum en julio, lo que compromete aún más la seguridad sanitaria.
“La seguridad y la santidad de la atención médica deben protegerse en todo momento, especialmente en situaciones de violencia mortal, cuando el trabajo de los actores de atención médica y el acceso seguro a los servicios que salvan vidas se vuelven aún más vitales”, dijo la agencia en un comunicado.
Christian Lindmeier, de la OMS, dijo a los periodistas que también faltan suministros médicos tanto en los lugares de combate activo como en las áreas vecinas, debido a la gran afluencia de personas recién desplazadas.
“Eso, por supuesto, supone una carga para todos los estados y la región circundante”.
Los trabajadores humanitarios de la ONU han dicho que la situación en Sudán es «insostenible» ya que las necesidades superan lo que se puede entregar con los recursos disponibles. Hasta la fecha, el llamamiento de respuesta regional para refugiados solo está financiado en un 29 por ciento.
Según el Ministerio Federal de Salud, más de 12.000 personas han resultado heridas y más de 1.200 han muerto desde el comienzo de los enfrentamientos. Estas cifras no han sido verificadas de forma independiente por la OMS y son solo predicciones.
