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Palomitas, descubrimiento de la explosión del maíz

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No conozco a nadie que no haya probado una palomita de maíz en su vida, o tostones, como, también se les suele llamar y cuya época álgida para degustarlas antiguamente era el día de Todos los Santos o también el de los Difuntos.

Ahora ya es imperdonable acudir al cine en cualquier lugar del mundo y no proveerse de una buena caja llena de palomitas para degustarlas viendo una película; o hacerlas en casa con el mismo fin. Antiguamente se hacían en una sartén con un poco de aceite de girasol y cubriéndolas con una tapadera que había que apretar con fuerza mientras movías dicha sartén con el fin de que no se salieran y el calor hiciera estallar los granos.

Recién hechas se les puede poner azúcar o sal, al gusto, y así hacer la delicias de grandes y chicos.

palomitas, madre e hijas comiendo

Photo by Wemax Projectors

Pero la modernidad ha llegado también a este producto tan natural y no tenemos más que introducir en el microondas las bolsas untadas, en su interior, con mantequilla, y en pocos minutos tenemos las palomitas de maíz preparadas.

Pero ¿cómo se dio este descubrimiento, que algunos han calificado como la metamorfosis que sufre un gusano al convertirse en mariposa?

Los primeros vestigios de palomitas de maíz se remontan a hace más de seis mil años en la Cueva de los Murciélagos en México y también en diferentes zonas de Perú, donde formaba parte esencial de la dieta de estas antiguas civilizaciones. Además de servir de alimento, las palomitas también eran muy importantes en las ceremonias religiosas de los Aztecas mexicanos y las celebraciones y fiestas de la Colombia precolombina, tanto como alimento, como para confeccionar collares y tocados.

Con el desembarco de Cristóbal Colón en aquel continente y la posterior colonización de América Latina, los occidentales comenzaron a tener contacto con las palomitas. Cristóbal Colón notó que los nativos hacían sombreros y corpiños con palomitas de maíz, que vendían a los marineros. La utilización de las mismas como artesanía sigue dándose en la actualidad.

El Abate Juan Ignacio Molina, en 1788 escribió que del maíz salía :

una bebida bastante gustosa, y una harina muy útil, acostumbrando antes a molerlo tostarlo en un baño de arena: bien que para esta operación prefieren otra especie de maíz que llaman Caragua, que aunque mucho menor en todas sus partes, se hincha de tal modo en el baño de arena, que adquiere un volumen mucho mayor que los otros, y da una harina más ligera y más blanca, que disuelta en agua fresca o caliente con un poco de azúcar, forma las dos bebidas que llaman Ulpo, y Chercan.

En el norte del continente americano los colonos franceses documentaron que los indios iroqueses hacían explotar maíz en cuencos de arcilla caliente, con los que más tarde elaboraban cerveza y sopas. Fue a partir de estos contactos entre los indígenas y los colonizadores que las palomitas de maíz se hicieron muy populares en las culturas occidentales y pasaron a formar parte de la dieta de los miles de colonos que llegaron a América durante las diferentes oleadas migratorias que partían desde las diferentes naciones del viejo mundo.

La popularización y masificación del consumo de palomitas de maíz llegó gracias al ingenio del inventor Charles Cretors, que en 1885 ideó una máquina que, utilizando aire caliente, provocaba la explosión uniforme de los granos de maíz. Y como no podía ser de otra forma, una vez los vecinos y vecinas de los pueblos y ciudades, por los que Cretors pasó con su nueva máquina de palomitas para darla a conocer, probaron el delicioso manjar no quisieron seguir viviendo sin él.

Fue así como gracias a esta nueva máquina las palomitas se pusieron de moda y empezaron a consumirse como delicioso entretenimiento en ferias y durante espectáculos y proyecciones de cine.

Desde ese momento hasta nuestros días la pasión por las palomitas de maíz no ha dejado de crecer en todo el mundo y se ha convertido en uno de los aperitivos más saludables, sabrosos, económicos y divertidos que existen en el mercado.

A lo largo y ancho del mundo hay un montón de maneras de referirse a nuestras inconfundibles palomitas de maíz y que dependiendo de dónde estés son conocidas con nombres tan curiosos como: Crispetes, alborotos, rositas de maíz, gallitos, poporopos, poscon, poporochos, pochoclos, pururú, pop, popcorn, canchita, cancha perlita, canguil, pororó, cotufas, chivitas, cabritas de maíz, maíz tote, pipocas, rosetas, rosas, roscas, tostones, cocaleca, etc.

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Julia Romero
Julia Romero
Julia Romero es profesora de Contabilidad y Banca y funcionaria. Ha obtenido el primer premio en diversos concursos de poesía, ha escrito obras de teatro, colabora en Radio 8 y es Presidenta de la Asociación Contra la Violencia de Género Ni Ilunga. Autora del libro "Zorra" y "Casas Blancas, un legado común".

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