En su Informe Anual sobre el trabajo de la Organización, publicado el miércoles, antes de la reunión de líderes mundiales en la Sede de la ONU en Nueva York, Guterres destacó cómo la ONU ha dado un paso al frente.
«En ningún lugar las necesidades son mayores que en medio de las emergencias», afirmó.
“En 2022, junto con nuestros socios sobre el terreno, coordinamos planes de respuesta humanitaria para 216 millones de personas en 69 países y territorios y brindamos asistencia vital y protección a casi 160 millones de personas con necesidades urgentes”.
La ONU también movilizó una cifra récord de 30.000 millones de dólares en ayuda humanitaria de donantes de todo el mundo, lo que permitió ejecutar programas que salvan vidas en Ucrania, Afganistán, Etiopía, Somalia y muchos otros puntos críticos.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, se reúne con una familia de desplazados internos en un campamento en Baidoa, en el suroeste de Somalia.
Paz: el corazón palpitante de la ONU
El mantenimiento de la paz, la consolidación de la paz y la protección de las poblaciones vulnerables siguen siendo el centro de la labor de la Organización.
“La paz es el corazón palpitante de las Naciones Unidas. Nuestros equipos implementaron una amplia gama de herramientas para prevenir, mitigar, gestionar y resolver conflictos, protegiendo al mismo tiempo a las personas afectadas por ellos”, dijo Guterres.
Estos esfuerzos abarcaron desde la intermediación de treguas en Yemen hasta la supervisión de 41 misiones políticas especiales, 12 operaciones de mantenimiento de la paz y la canalización de 231 millones de dólares del Fondo para la Consolidación de la Paz para apoyar el trabajo en 37 países, con una parte importante dedicada al empoderamiento de las mujeres y los jóvenes.
La ONU también continuó su colaboración con organizaciones regionales, incluida la Unión Africana, para fomentar la paz en países que han sufrido conflictos durante mucho tiempo.
Luchando contra el hambre
También desempeñó un papel fundamental en la Iniciativa del Mar Negro, en la que participaron Turquía, Rusia y Ucrania, cuyo objetivo era mitigar el hambre mundial y mantener el suministro de alimentos.
La Iniciativa y un acuerdo paralelo entre la ONU y Rusia permitieron la exportación de más de 32 millones de toneladas de cereales, otros productos alimenticios y fertilizantes a los mercados globales. Más de la mitad de las exportaciones de alimentos se dirigieron a países en desarrollo.
La Iniciativa no fue renovada después de su tercer mandato, que expiró en julio.
La ayuda alimentaria y de agua se entrega en un bote a un pequeño pueblo cerca de Kherson, Ucrania, a unos 15 kilómetros de la línea del frente.
Promoción de los derechos humanos
A medida que disminuyeron los confinamientos por la COVID-19, la ONU ayudó a los órganos de derechos humanos a reanudar el trabajo presencial, incluso a través de sesiones ordinarias y especiales del Consejo de Derechos Humanos, y más de 50 visitas a los países de expertos independientes en derechos.
Realizó capacitaciones para la policía y las fuerzas de seguridad en más de una docena de países y territorios, promoviendo el respeto por las normas internacionales de derechos humanos y desplegó equipos de respuesta de emergencia en siete lugares en todo el mundo para anticipar y responder a las crisis.
La ONU también apoyó la asistencia brindada a 47.000 víctimas de tortura y más de 13.000 víctimas de formas contemporáneas de esclavitud.
Personal comprometido
El compromiso de los miembros del personal de la ONU se destacó en su dedicación para abordar las crisis globales y encaminar a la humanidad por un nuevo camino hacia la paz, la estabilidad y la prosperidad, dijo Guterres.
«Las Naciones Unidas nunca dejarán de luchar por un futuro mejor», añadió.
