Casi la mitad de las muertes en la frontera estuvieron relacionadas con el peligroso cruce de los desiertos de Sonora y Chihuahuense.
“Estas cifras alarmantes son un claro recordatorio de la necesidad de que los Estados adopten medidas decisivas”, afirmó Michele Klein Solomon, Directora Regional de la OIM para América Central, del Norte y el Caribe.
“Mejorar la recopilación de datos es crucial. En última instancia, lo que se necesita es que los países actúen sobre la base de los datos para garantizar que se pueda acceder a rutas migratorias regulares y seguras”.
En toda América, se registraron 1.457 muertes y desapariciones de migrantes en 2022, el año más mortífero registrado, según la OIM.
Falta de datos adecuados
Sin embargo, estas cifras representan las “estimaciones más bajas” disponibles, ya que muchas muertes probablemente no se registraron debido a la falta de datos.
Otras tendencias preocupantes en las Américas incluyeron un aumento de más del 42 por ciento en las muertes en las rutas migratorias en el Caribe el año pasado y la continua y dramática situación en el Tapón del Darién.
En el cruce fronterizo selvático especialmente peligroso entre Panamá y Colombia se registraron 141 muertes de migrantes documentadas en 2022.
La agencia de la ONU reveló que según sus encuestas a personas que intentaron ese cruce, una de cada 25 reportó que alguien con quien viajaba había desaparecido.
Impacto ‘profundo’ en las familias
“El hecho de que sepamos tan poco sobre los migrantes que desaparecen en las Américas es una triste realidad”, afirmó Marcelo Pisani, Director Regional de la OIM para América del Sur.
«Los impactos en las familias que quedan atrás en la búsqueda interminable de un ser querido perdido son profundos».
Agencias, incluidas la OIM y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), han estado abogando por un “enfoque colaborativo, integral y regional” para responder a las necesidades humanitarias y de protección de las personas en movimiento en toda la región.