InicioReligiónMás espacio para las mujeres en la Iglesia, el bautismo da a...

Más espacio para las mujeres en la Iglesia, el bautismo da a todos la misma dignidad

-

Comunicado de www.vaticannews.va — cq5dam.thumbnail.cropped.750.422 Más espacio para las mujeres en la Iglesia, el bautismo da a todos la misma dignidad

El compartir de los propios dones en el camino eclesial, el universo femenino en la Iglesia, la misión digital y el papel del obispo fueron los temas abordados en las intervenciones de la Octava Congregación General del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad inaugurada la mañana del 13 de octubre, en el Aula Pablo VI. El decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina Galli: reconocer y promover la dignidad de la mujer.

Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano

En el momento histórico actual en el que la Iglesia avanza hacia una nueva etapa evangelizadora que requiere un «permanente estado de misión» en todo el mundo, como escribe el Papa Francisco en Evangelii gaudium, el Sínodo de los Obispos, como cualquier otra institución eclesiástica, es cada vez más llamado a ser un «canal adecuado para la evangelización». Así lo subrayó en su contribución teológica en la Octava Congregación General, llamada a reflexionar sobre la «corresponsabilidad en la misión». ¿Cómo compartir dones y tareas al servicio del Evangelio?”, fue Carlos María Galli, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Argentina y miembro de la Comisión Teológica Internacional, quien participa en el Sínodo sobre la sinodalidad como un experto y facilitador. El estudioso remarcó que la Iglesia está en camino para anunciar el Evangelio y que «la sinodalidad es misionera» y por tanto «la misión es sinodal». En la misión, aspecto fundamental, todos los bautizados «están llamados a compartir dones y tareas» y también a evangelizar, en todos los niveles, precisó, en las Iglesias locales, en los grupos de Iglesias particulares y en toda la Iglesia. «Intensificar la corresponsabilidad debería ayudarnos a ver cómo los carismas laicales enriquecen las comunidades cristianas y mejoran la vida de los pobres; cómo recrear vínculos de mutualidad, reciprocidad y complementariedad entre hombres y mujeres; cómo reconocer y promover la dignidad de la mujer en la Iglesia», afirmó el experto, anunciando que en el Sínodo “discutiremos el intercambio entre personas, comunidades y movimientos en la Iglesia local; y sobre las dificultades para articular el laicado, la vida consagrada y el ministerio ordenado en una Iglesia ministerial».

La Comunión y el compartir

“La gracia hace que el evangelizado se convierta en evangelizador y que el discípulo se convierta en misionero – dijo Galli -. Las iglesias antiguas transmiten la fe y forman nuevas iglesias que, a medida que crecen, donan de su pobreza y se convierten en iglesias hermanas». En este camino eclesial «muchos inmigrantes se convierten espontáneamente en misioneros y ayudan a revitalizar la fe» y luego «llevan no sólo pobreza, necesidades y pecados, sino también riquezas, valores, virtudes y sobre todo fe, que pueden ofrecer una preciosa contribución evangelizadora». Y si los creyentes están llamados a la comunión de los bienes, por tanto, de las riquezas espirituales, de la propia vida de trabajadores apostólicos y de los bienes materiales, a compartir dones y tareas, es necesario recordar lo que enseña el Evangelio de Mateo: «Gratuitamente habéis recibido, dar gratuitamente”. “La misión sirve al don del encuentro con Cristo con exceso, testimonio, anuncio y atracción”, concluyó el decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, esperando que “por la acción del Espíritu, donde abunda la comunión, la sinodalidad y donde abunda la sinodalidad, abunda la misión».

Las Mujeres en la Iglesia

Sor Gloria Liliana Franco Echeverri, religiosa de América Latina, ofreció un testimonio sobre la presencia de la mujer en la misión de la Iglesia, quien habló de la discriminación que lamentablemente aún existe hoy en los ambientes eclesiales. Un ejemplo de ello es una señora de setenta años, que se dedica a los enfermos, a quienes también llevó la comunión hasta que le dijeron que esa tarea corresponde a los «ministros de la Eucaristía, hombres que han sido equipados con un uniforme de color». Y también Marta que, habiendo obtenido su doctorado en Teología con mejores calificaciones que sus compañeros varones, no tenía título canónico por ser mujer. “Muchas mujeres no tienen lugar en la parroquia ni en el consejo diocesano”, dijo la religiosa, aunque sean maestras, catequistas, se ocupen de inmigrantes o guíen a los jóvenes. “El camino de la mujer en la Iglesia está lleno de cicatrices de situaciones que la han llevado al dolor y a la redención”, continuó sor Liliana, pero “la Iglesia, que es madre y maestra, es también hermana y discípula, es femenina, y esto no excluye a los hombres, porque en todos, hombres y mujeres, vive la fuerza de lo femenino, de la sabiduría, de la bondad, de la ternura, de la fuerza, de la creatividad». Y en la base del «deseo e imperativo de una mayor presencia y participación de las mujeres en la Iglesia», aclaró la religiosa, «no hay ambición de poder ni sentimiento de inferioridad ni búsqueda egoísta de reconocimiento» sino que hay un llamado «a vivir fielmente el plan de Dios» que quiere que todos seamos hermanos. Es «un derecho a la participación y a la corresponsabilidad igualitaria en el discernimiento y en las decisiones», que es fundamentalmente «el deseo de vivir con conciencia y coherencia, con la dignidad común que el bautismo da a todos. El deseo de servir».

La misión digital: un nuevo espacio para la Iglesia

Sor Xiskya Lucia Valladares Paguaga, de Nicaragua, cofundadora de IMisión y directora del Departamento de Comunicación del “Centro de Educación Superior Alberta Giménez” de la Universidad Pontificia Comillas, y José Manuel De Urquidi González hablaron sobre el tema de la misión digital y han descrito el proyecto, en el marco del Sínodo Digital, en el que se comprometieron: «La Iglesia te escucha», una iniciativa liderada por una red de misioneros y evangelizadores digitales, con el acompañamiento del Dicasterio para la Comunicación y la Secretaría General de la Sínodo. La religiosa compartió tres frutos principales obtenidos del proyecto. La primera «es que la misión digital se ha convertido en un elemento importante de la consulta sinodal de octubre de 2021». Una conclusión a la que se llegó después de que, en un período de 2 meses y medio, 250 misioneros emprendieron procesos de escucha en 115 países y en 7 idiomas, llegando así a un total de más de 150 mil personas, el 30% no creyentes y alejados de la fe. El segundo fruto fue la toma de conciencia de la propia misión digital, surgida de la red creada entre misioneros digitales, hoy casi 2 mil en todo el mundo, pero creciendo. Finalmente, el tercer fruto fue la constatación de que la misión digital «no es simplemente una herramienta para llevar a cabo la evangelización, sino que es también un espacio y un mundo nuevo para la Iglesia». Por eso, señaló la religiosa, «tiene su propio lenguaje y sus propios modos de actuar» y por eso «para que la semilla del Evangelio crezca es necesario inculturarla». En el mundo digital hay «hermanos y hermanas». que aspiran al anuncio”, y “muchos que necesitan esperanza, curación, una mano amiga, necesitan de Dios” y ante todo hay que ser abordados, encontrados, escuchados, acompañados, y para ello es necesario también salir de la propia mentalidad.

La población digital

Tomando la palabra a su vez, el joven José Manuel De Urquidi González advirtió que en el entorno digital también hay muchas cosas que no vienen de Dios, por lo que todo misionero debe saber dónde están las «trampas y trucos» de internet y para ello están capacitados. En cuanto a las personas con las que interactúan los misioneros digitales, se trata de una población difícil de ver en las iglesias», hombres y mujeres de entre 18 y 40 años «que creen ‘sin pertenencia’, es decir, «aquellos que han dejado la Iglesia heridos de tanta discriminación, o que se han cansado de nuestra predicación, o que no han entendido nuestro idioma, o quizás nunca han puesto un pie en una iglesia. Pero todavía están buscando». González remarcó que “para la misión en los espacios digitales no es importante ser sacerdote o laico, hombre o mujer, joven o viejo”, lo que cuenta es la capacidad de escuchar y comunicar. “Soñamos juntos que un día todas las diócesis tendrán sus propios equipos de ‘misioneros digitales’ enviados por sus obispos – concluyó – y que el ministerio de la escucha digital para encontrarse con un hermano o una hermana que sufre puede ser un componente normal de la vida de la Iglesia».

El obispo en la perspectiva sinodal misionera

Respecto al ministerio episcopal en la perspectiva sinodal misionera, el nuevo cardenal Stephen Ameyu Martin Mulla, arzobispo de Juba, destacó que el obispo debe «fomentar la comunión misionera dentro de la Iglesia diocesana» y «fomentar y desarrollar herramientas para la participación y el diálogo pastoral, tomar conciencia del carácter misionero de su ministerio pastoral, promover una mentalidad marcada por el pensamiento sinodal y comprometerse activamente con los movimientos de la Iglesia». El ejemplo a seguir es el de las primeras comunidades cristianas, y por ello el obispo debe «implicarse activamente en la vida de los fieles, unas veces precediendo a ellos, indicando el camino y manteniendo viva su esperanza, otras veces simplemente estando entre ellos con una presencia sin pretensiones y misericordiosa” o caminar detrás de los fieles, “ayudando a los que quedan y permitiendo al rebaño tomar nuevos caminos”. Para el cardenal, pues, para «promover una comunión dinámica, abierta y misionera, el obispo debe fomentar y desarrollar los instrumentos de participación propuestos en el Código de Derecho Canónico y otras formas de diálogo pastoral». Además, orientados a la misión, los prelados deben «realizar, promover y dirigir actividades e iniciativas», promover «valores fundamentales como el reconocimiento del otro, el respeto a la diversidad cultural y la sana interacción entre las diferentes culturas». Otra tarea del obispo, indicó finalmente el cardenal Mulla, es «fomentar la colaboración mutua de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin transformar al clero en laicos».

Se publicó primero como Más espacio para las mujeres en la Iglesia, el bautismo da a todos la misma dignidad

Deja un comentario

- Publicidad -spot_img

Selección