Sínodo, Grech: la Iglesia crea espacio para todos, sin excluir a nadie

Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano

A última hora de la tarde, tras la intensa jornada final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre la Sinodalidad, en la que se ha aprobado el documento final en todos sus apartados, se ha celebrado en la Sala de Prensa del Vaticano la última rueda de prensa para presentar el texto de síntesis de los trabajos. Introducidos por la subdirectora Christiane Murray, para expresar una nota personal sobre la marcha de los trabajos en estas semanas y los resultados, el Secretario General Cardenal Mario Grech, el Relator General Cardenal Hollerich, uno de los dos Secretarios Especiales, Padre Giacomo Costa, S.I.

Grech: Vi que cada uno creaba espacio para el otro

El Secretario General, Cardenal Mario Grech, expresó su gratitud. «Gracias por vuestra paciencia y por cómo nos habéis acompañado durante este mes. Para mí este Sínodo quedará en mi memoria como un Sínodo en el que hemos ganado espacio». Un fruto, dijo, que no termina hoy. Fue una experiencia de escucha, reiteró, observando la generosidad del compartir: «Vi que la mayoría de la gente creaba espacios para que el otro pudiera entrar en su corazón». Subrayó el aspecto de reciprocidad de la escucha. Y relató que una de las frases que se le quedarán grabadas en el corazón fue la que le dijo uno de los obispos presentes: «Me dijo ‘vi cómo se derretía el hielo’. En las mesas la gente se derretía lentamente'». Señaló que en el transcurso de los trabajos se puso de manifiesto que la Iglesia está saliendo, que está «creando espacios para todos, sin excluir a nadie. Porque estamos viviendo el Evangelio’. Nadie puede no sentirse aceptado en su casa». El cardenal constató cómo hoy, al concluir la Asamblea, había ‘una alegría que se podía tocar’. Agradecido por haber creado espacios para el Espíritu Santo, recomendación del Papa desde el principio, deseó que sigamos en esta línea, creando estos espacios.

Hollerich: El Sínodo nos hizo discípulos de Jesús

El Relator General, Cardenal Jean-Claude Hollerich, S.I., relató una anécdota de los primeros días del sínodo, que comenzó con el retiro espiritual al que se invitó a los miembros: «Algunos obispos no estaban contentos», admitió. «Luego las cosas cambiaron porque la gente se sintió profundamente conmovida por la forma en que se compartió la experiencia». Una experiencia que, según el Arzobispo de Luxemburgo, realmente hizo discípulos de Jesús, a todos juntos. «Creo que la gente, al volver a casa, se llevará el corazón lleno de esperanza, con muchas ideas, y espero encontrarme con ellos el año que viene».

Costa: las guerras en el mundo nos han sacado de la autorreferencialidad

Uno de los dos Secretarios Especiales, el padre Giacomo Costa, S.I., subrayó que «como Iglesia hemos dado pasos concretos al salir todos juntos como un solo Cuerpo en el Espíritu Santo». Un don -señaló- ciertamente para toda la Iglesia, pero también para toda la humanidad». El jesuita no dejó de mencionar el clima particularmente doloroso en el que se desarrollaron los trabajos, con las guerras en curso que estallaron este mismo mes, las situaciones de violencia y «las historias de nuestros hermanos que no podían dejarnos en paz, no podían dejarnos en una condición de autorreferencialidad». El Padre Costa destacó la riqueza de perspectivas que surgieron en esta asamblea que hoy concluyó, lo que considera «un regalo para la esperanza de todos: poder decir que es posible hablar entre nosotros, disentir y luego abrazarnos y recomenzar juntos». Su deseo es que esta semilla dé frutos para todos.

Respetar el ritmo de cada uno, eso es la sinodalidad

Entre las preguntas planteadas por los periodistas, algunas se referían a los resultados de las votaciones sobre ciertos temas como el celibato o las mujeres en la Iglesia, cuestiones que, se señaló, siguen «abiertas». El cardenal Grech, en este sentido, admitió que hay puntos en los que falta un acuerdo pleno y otros en los que aún queda camino por recorrer. «Esto no me sorprende», añadió. También se planteó la cuestión de por qué aún se tarda en debatir temas como la homosexualidad. Hollerich, y con él, Grech, repitieron que todos los apartados estaban aprobados. En particular, el cardenal maltés, recordando la extraordinaria armonía que reinaba en la sala, señaló que «somos una familia y debemos respetar los pasos de todos. Caminamos juntos. Este es el concepto de «sinodalidad».

Lo importante es que haya libertad y apertura en la Iglesia

En cuanto al método de conversación espiritual utilizado en los trabajos, el padre Costa destacó lo adecuado que resultaba porque era capaz de tocar nudos importantes. Añadió, sin embargo, que en fases futuras podría elegirse otro método, precisamente por tratarse de un trabajo diferente. Preguntado por un periodista, el propio Costa intervino para señalar que existen diferencias entre las categorías terminológicas que no aparecen en el documento final respecto a documentos de sínodos anteriores. Para el cardenal Hollerich, dado que el borrador del documento es algo sobre lo que construir, se consideró más prudente centrarse en los puntos en los que había convergencia. Para Costa «divergencias» no era apropiado para definir la dinámica que surgió durante los trabajos, por lo que se abandonó. «Hay otros temas que son muy importantes para algunas personas y deben seguir siéndolo para ellas», volvió a comentar Hollerich, subrayando que esto no significa que una Iglesia sinodal vaya a aceptarlo todo, sino que lo importante es que haya libertad y apertura.