Peter Graaff, representante en funciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la ONU en Sudán, advirtió que las personas desplazadas que se refugian en zonas superpobladas carecen de acceso al agua y al saneamiento, a los alimentos y a los servicios más básicos.
“La situación en Sudán fue una tormenta perfecta, ya que el sistema de salud apenas funciona. El programa de inmunización infantil está fracasando y las enfermedades infecciosas se están propagando”, afirmó.
Hablaba con los corresponsales en la rueda de prensa habitual en la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (ONUG), desde El Cairo, después de haber visitado recientemente Sudán del Sur, Chad y Kenia.
Según la OMS, en Sudán se han notificado más de 10.000 casos de cólera, 5.000 casos de sarampión, unos 8.000 casos de dengue y más de 1,2 millones de casos clínicos de malaria.
El alarmante aumento se produce en un contexto en el que más de 80 de los 503 centros de salud gestionados por organizaciones de ayuda no funcionan o sólo funcionan parcialmente debido a la inseguridad y la falta de suministros médicos o de personal médico.
Se avecina un ‘hambre catastrófica’
Los humanitarios han advertido que la próxima temporada de escasez, que comienza en mayo, podría provocar un hambre catastrófica.
En todo Sudán, 3,5 millones de niños están desnutridos y más de 700.000 sufren desnutrición aguda grave, lo que requiere apoyo urgente.
«El hambre debilita las defensas del organismo, abre las puertas a las enfermedades y aumenta la morbilidad y la mortalidad», afirmó el Sr. Graaff.
«Las enfermedades y la desnutrición tienen una relación sinérgica poco saludable», explicó, señalando que las mujeres embarazadas y los niños corren mayor riesgo, incluso de muerte.
Desplazamiento vertiginoso
La guerra que estalló el pasado mes de abril entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido (RSF) ha dejado a más de 25 millones de personas dependientes de la asistencia humanitaria.
Casi 7,8 millones de personas han sido expulsadas de sus hogares en todo Sudán, incluidos 1,6 millones obligados a huir a través de sus fronteras.
Hasta el lunes, los desplazados internos (PDI) se estaban refugiando en alrededor de 6.600 lugares en los 18 estados del país, un aumento de 112 lugares en comparación con la semana anterior.
Una oficina de ayuda, que almacenaba vacunas, medicinas y otros artículos de la cadena de frío, después de que fuera asaltada en medio del conflicto en curso en Darfur occidental. (abril de 2023)
Respuesta de la ONU ante los desafíos
Las agencias de la ONU, junto con sus socios de ayuda, han intensificado su respuesta, pero enfrentan desafíos, que van desde la inseguridad, el saqueo, los impedimentos burocráticos hasta los cortes de comunicación.
La escasez de combustible también afecta el movimiento del personal y los suministros humanitarios, y la generación de energía necesaria para mantener la cadena de almacenamiento de frío y el suministro de agua.
La respuesta también se ve limitada por la falta de financiación suficiente.
En diciembre pasado, la ONU lanzó el Plan de Respuesta y Necesidades Humanitarias para Sudán, que requiere 2.700 millones de dólares para brindar protección y asistencia vital a 14,7 millones de personas en todo el país devastado por la guerra en 2024.
Sin embargo, al 12 de febrero de 2024, el llamamiento solo estaba financiado en un 3,5 por ciento y se habían recibido 94,5 millones de dólares, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
“A pesar de todos estos desafíos, los socios humanitarios continúan brindando asistencia vital a las personas vulnerables a las que pueden llegar. El conflicto –particularmente en Jartum, Darfur y Kordofán– ha exacerbado una situación humanitaria que ya era terrible”, señaló la Oficina.
