Kanni Wignaraja, Director de la Oficina Regional del PNUD para Asia y el Pacífico, que visitó recientemente el país, dijo a corresponsales en Nueva York que el 69 por ciento de los afganos padecen «inseguridad de subsistencia», es decir, no tienen suficientes recursos básicos.
«Algo que realmente me impactó… fue el duro impacto de los continuos desastres naturales», dijo, y agregó que muchas partes de Afganistán enfrentan una escasez «dramática» de agua que retrasa aún más los esfuerzos de desarrollo.
Apagar las luces
Desde la toma de poder por los talibanes en 2021, la economía afgana se ha contraído un 27 por ciento, lo que ha provocado un estancamiento económico, según el PNUD. El desempleo se ha duplicado y sólo el 40 por ciento de la población tiene acceso a la electricidad.
Sectores como el financiero han “básicamente colapsado” y no hay fuentes importantes de actividad económica como las exportaciones o el gasto público, lo que deja a las pequeñas y medianas empresas (PYME) y a los agricultores como el alma de una economía tambaleante.
Prohibición de la educación de las niñas
También expresó preocupación por la situación de las mujeres y las niñas.
Los talibanes han impuesto severas restricciones a las mujeres, como en su código de vestimenta y empleo en diversos sectores.
Si bien pueden trabajar sin restricciones en sectores como la salud o la enfermería, su empleo en el sector público cayó aún más, hasta alrededor del seis por ciento, dijo la Sra. Wignaraja.
“El mayor desafío es el continuo edicto que prohíbe la educación de las niñas. No poder avanzar después del sexto grado es un obstáculo importante”, añadió.
«El año pasado, ninguna niña se graduó del duodécimo grado, entonces, ¿cómo van a pasar del sexto grado a las escuelas técnicas o universidades necesarias para el campo de la medicina?» Ella exclamo.
La economía local se tambalea
El funcionario del PNUD también destacó los desafíos que enfrentan las economías locales y la falta de capital, especialmente en el sector privado.
El PNUD apoya iniciativas de microfinanzas, pero sin flujo de efectivo a través del sistema, los resultados no están al nivel y escala necesarios para estimular el crecimiento.
Expresó su esperanza de que los fondos recientes del Banco Mundial para proyectos climáticos puedan impulsar otras inversiones globales en efectivo para el clima.
«Todavía podemos trabajar directamente con la comunidad para que esto suceda», dijo.
Situación en Herāt
La Sra. Wignaraja también visitó la provincia de Herat, epicentro de los terremotos del pasado mes de octubre.
«Simplemente conduciendo por las aldeas y hablando con los lugareños, se produce un enorme contraste», dijo, señalando que hay aldeas enteras que todavía viven en tiendas de campaña sin acceso a agua y otras que están empezando a construir estructuras permanentes.
“Para mí, lo fundamental es que tenemos que dejar que las economías domésticas y locales se recuperen. La gente no quiere vivir en tiendas de campaña, no pueden sobrevivir a las tormentas de arena en tiendas de campaña”, añadió.
Apoyar a las empresas dirigidas por mujeres
Para concluir, la funcionaria del PNUD destacó el apoyo del organismo a unas 75.000 micro y pequeñas empresas propiedad y dirigidas por mujeres.
“A su vez, emplean a una media de otras seis mujeres y jóvenes. Cada uno de ellos alimenta a una familia de diez personas”, afirmó, señalando que en total se benefician unos 4,5 millones de personas.
«Gastamos una media de 42 dólares al mes por empresa de mujeres; eso es todo», añadió, subrayando la resiliencia y la audacia de las mujeres empresarias.
En general, con las mujeres agricultoras y comerciantes, así como con el apoyo directo en efectivo y los programas de protección social de los hogares, el PNUD ha llegado a una cuarta parte de las mujeres en todo Afganistán, dijo.
“La historia de este país volverá gracias a su audacia y sus esfuerzos”, concluyó.
