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Organizaciones religiosas que mejoran el mundo a través del trabajo social y humanitario

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Una conferencia en el Parlamento Europeo para hacer un mundo mejor

Las actividades sociales y humanitarias de las organizaciones religiosas o de creencias minoritarias en la UE son útiles para los ciudadanos y la sociedad europeos, pero con demasiada frecuencia son ignoradas por los líderes políticos y los medios de comunicación.

Este fue el mensaje enviado por una amplia gama de oradores con diversos orígenes religiosos y de creencias en la III Cumbre Fe y Libertad organizada por Eurodiputada Maxette Pirbakas (Francia) en el Parlamento Europeo en Bruselas el 18 de abril.

Sin embargo, el trabajo de estas organizaciones minoritarias con su sensibilización sobre el cambio climático o sus campañas antidrogas, sus programas de ayuda a refugiados y personas sin hogar, en lugares de terremotos y otros desastres naturales, merece ser destacado, reconocido y conocido para escapar de la invisibilidad y, a veces, de la estigmatización infundada.

En el marco de esta conferencia, aproveché el tiempo de debate para compartir algunas miradas y reflexiones desde una perspectiva de derechos humanos que resumo de forma estructurada a continuación.

Actividades sociales y humanitarias de organizaciones religiosas o de creencias ignoradas y silenciadas

Las numerosas presentaciones de portavoces de organizaciones religiosas y filosóficas minoritarias que enriquecieron esta conferencia resaltaron la importancia y el impacto de sus actividades humanitarias, caritativas, educativas y sociales para hacer del mundo un lugar mejor para vivir. También han demostrado que son útiles para los Estados de la Unión Europea, que no pueden resolver todos los problemas sociales por sí solos sin la contribución de este segmento de la sociedad civil.

Sin embargo, prácticamente no hay rastro de sus actividades en los medios. Quizás nos preguntemos cuáles son las razones subyacentes de esta situación. El trabajo social es una forma de expresión pública y visible de estas organizaciones. Expresar la propia fe personal mediante la contribución a estas actividades no molesta a nadie. Sin embargo, los movimientos seculares y sus interlocutores políticos a veces perciben que hacerlo en nombre de una entidad religiosa es una competencia para sus convicciones filosóficas y un peligro potencial de retorno de la influencia de las Iglesias históricas que durante siglos han dictado sus leyes a los Estados. y sus soberanos. Los medios de comunicación también están impregnados de esta cultura de secularización y neutralidad.

A la sombra de esta desconfianza, los mismos actores, pero también las Iglesias dominantes, sospechan que las minorías religiosas o filosóficas utilizan sus actividades sociales y humanitarias como herramienta para la autopromoción pública y para atraer nuevos miembros. Por último, pero no menos importante, algunas minorías se encuentran desde hace más de 25 años en listas negras de las llamadas “sectas” dañinas e indeseables que fueron redactadas y respaldadas por varios estados de la UE y ampliamente difundidas por los medios de comunicación. Sin embargo, en el derecho internacional el concepto de “secta” no existe. Además, la Iglesia católica debería recordar que la famosa Madre Teresa de la India, a pesar de su Premio Nobel de la Paz, fue acusada de querer convertir a los intocables, y a otros, al cristianismo en sus hospitales e instituciones educativas católicas.

Lo que está en cuestión aquí es la libertad de expresión de grupos minoritarios religiosos o filosóficos como entidades colectivas y visibles, que no ocultan su identidad en el espacio público.

Estas organizaciones religiosas son vistas como “indeseables” en ciertos países europeos y consideradas una amenaza al orden establecido y al pensamiento correcto. La reacción entonces es en los círculos políticos y en los medios de comunicación guardar silencio sobre sus constructivas actividades sociales y humanitarias como si nunca hubieran existido. O, a través de un activismo hostil a estos movimientos, se los presenta bajo una luz completamente negativa, como “es un proselitismo indebido”, “es reclutar nuevos miembros entre las víctimas”, etc.

Hacia sociedades más inclusivas en la Unión Europea

Deben evitarse fundamentalmente dobles estándares en el tratamiento político y mediático de los actores de la sociedad civil para evitar cualquier tensión y hostilidad dañinas entre grupos sociales. La segregación que conduce a la fragmentación de la sociedad y al separatismo genera odio y crímenes de odio. La inclusión trae respeto, solidaridad y paz social.

La cobertura de las actividades sociales, caritativas, educativas y humanitarias de grupos religiosos y filosóficos debe ser equitativa. Se debe hacer justicia, por su valor justo y sin prejuicios, a cualquiera que contribuya al bienestar de los ciudadanos de la Unión Europea.



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Willy Fautre
Willy Fautre
Willy Fautre, Director y co-fundador de Human Rights Without Frontiers

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