Comunicado de www.vaticannews.va —
El Secretario de Estado intervino en la Universidad Urbaniana para celebrar el 140 aniversario de la Escuela Vaticana de Paleografía, Diplomática y Archivística y el 90 aniversario de la Escuela Vaticana de Biblioteconomía. «Servicio a la cultura, competencia, entusiasmo» los tres puntos de reflexión para continuar la labor en el presente, ante los retos de la contemporaneidad y la tecnología, y también en el futuro.
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No son dos Escuelas «atrasadas», que miran más al pasado que al presente, «más a la conservación de documentos históricos que a un impacto eficaz en la cultura de hoy», sino dos Escuelas «beneméritas», emanación de «grandes» instituciones de las que reciben «potencialidades verdaderamente significativas en los documentos y en la profesionalidad» y que pueden contribuir, a través de los valores del estudio, a la «construcción del diálogo entre las culturas» y a la «promoción concreta de la paz». Con estas palabras, el cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, saludó a la Escuela Vaticana de Paleografía, Diplomática y Archivística y a la Escuela Vaticana de Biblioteconomía, que celebran respectivamente su 140º y 90º aniversario. El cardenal intervino por la tarde de este lunes 13 de mayo en la Pontificia Universidad Urbaniana en un acto en el Aula Magna en presencia de profesores, estudiantes e invitados, que por la mañana habían asistido a la audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano con el Papa Francisco.
La Santa Sede «puede estar orgullosa» de estas dos Escuelas de Formación, afirmó Parolin: «Han contribuido desde el pasado hasta nuestros días a preparar excelentes profesores e investigadores en el campo de los estudios histórico-humanísticos, pero también excelentes funcionarios distribuidos en los diversos niveles de la administración del patrimonio cultural, tanto dentro de la Iglesia como en el mundo de los archivos y las bibliotecas».
El cardenal elogió también «el gran esfuerzo de renovación y valorización del patrimonio histórico, libresco y artístico», nacido de «un profundo espíritu de paz y de cooperación internacional, también tras los frecuentes y trágicos acontecimientos de guerra y violencia, tanto física como ideológica, que se han repetido en un siglo verdaderamente dramático y que desgraciadamente siguen repitiéndose». «Esta violencia aniquiladora se ha vuelto trágicamente contra el ser humano no sólo para acabar con su vida, sino también para destruir sus huellas de civilización, de progreso, de reflexión, de búsqueda de la verdad, que son el signo más alto de la dignidad humana y de su misterio de apertura al infinito», aseguró el Secretario de Estado.
Recordando la larga historia de las dos Escuelas, resaltó cómo ambas prestan atención «no solo a la preservación de los documentos que conservan, sino también a la formación específica y bien motivada de las nuevas generaciones, de los futuros archiveros y bibliotecarios y de todos aquellos que quieran aprender más sobre los temas y las técnicas de transmisión del conocimiento». «Por tanto, no solo se debe preservar y valorizar, sino también formar, educar en la preservación y la valorización: y hacerlo en contacto directo y concreto con los documentos y los profesionales que se ocupan de ellos en los Archivos y la Biblioteca».
Son dos lugares, por tanto, que han creado y sostenido en sus alumnos «la conciencia del inmenso valor de los testimonios del pasado respecto al presente», pero que «siempre han tenido en cuenta la evolución técnica y el progreso científico de las materias enseñadas», convirtiéndose incluso, en algunos casos, en «pioneras».
Parolin se detuvo también en los retos que nos plantea la vida contemporánea, empezando por «una tecnología cada vez más presente y eficaz, pero también problemática de gestionar y de hacer verdaderamente útil y no sólo un espacio de dispersión de fuerzas y de parcelación de noticias». «Pienso en este sentido», dijo, «en lo decisivas que son las fuentes concretas y materiales que se estudian precisamente para la verificación de noticias e interpretaciones que la facilidad y la rapidez de la comunicación hacen a menudo traicioneras o incluso sólo superficiales».
De ahí derivan algunos elementos de reflexión: en primer lugar, considerar los estudios y la formación «no sólo desde un punto de vista técnico, sino también con un espíritu de servicio a la cultura»: «Sigan cultivando su compromiso formativo en nombre de la defensa y la promoción de los estudios a todos los niveles, empezando por la base, desde los archivos provinciales hasta la biblioteca de barrio, que con su contribución pueden convertirse en puntos de referencia para la formación de la ciudadanía, para la construcción del diálogo entre las culturas y la promoción concreta de la paz precisamente a través de los valores del estudio».
Después, para profundizar cada vez más en la competencia, como «valor central tanto a nivel profesional como en la actitud con la que afrontar la delicada transición cultural que estamos viviendo». «La competencia significa también concreción en las opciones y capacidad de aplicarlas; y es parte integrante de la madurez profesional», expresó Parolin. Por último, el purpurado subrayó que también es necesario un cierto «entusiasmo» para afrontar «caminos que se convierten en verdadera alta formación y que son intensos y exigentes»; junto a ello, «la pasión por los libros y los documentos, por los estudios y por los hombres y mujeres que representan y testimonian». «Este entusiasmo y esta pasión son un ingrediente fundamental que hace viva y vital vuestra «expertise».
Se publicó primero como Parolin invita a promover la paz a través de los valores del estudio