El llamamiento se produce en un contexto de temperaturas récord y olas de calor mortales (desde Estados Unidos hasta el Sahel africano y desde Europa hasta Oriente Medio) que han matado a varios cientos de personas este verano.
Durante el Hajj, por ejemplo, el calor abrasador se cobró la vida de más de 1.300 peregrinos.
“Miles de millones de personas se enfrentan a una epidemia de calor extremo: se están marchitando bajo olas de calor cada vez más mortales, con temperaturas que superan los 50 grados centígrados en todo el mundo. Eso son 122 grados Fahrenheit, a medio camino de ebullición”, dijo el secretario general António Guterres en una conferencia de prensa en la sede de la ONU en Nueva York.
“El mensaje es claro: la presión está encendida. El calor extremo está teniendo un impacto extremo en las personas y el planeta. El mundo debe estar a la altura del desafío del aumento de las temperaturas.”
Proteger a los más vulnerables
El jefe de la ONU destacó que si bien “el calor paralizante está en todas partes”, no afecta a todos por igual.
Entre los que corren mayor riesgo se encuentran los pobres de las zonas urbanas, las mujeres embarazadas, los niños, las personas mayores, las personas con discapacidades, los enfermos y los desplazados, que a menudo viven en viviendas deficientes sin acceso a refrigeración.
Según estimaciones de la ONU, las muertes relacionadas con el calor entre personas mayores de 65 años aumentaron aproximadamente un 85 por ciento en las últimas dos décadas, mientras que el 25 por ciento de todos los niños hoy en día están expuestos a frecuentes olas de calor y, para 2050, esa cifra podría aumentar a casi 100 por ciento.
“Debemos responder aumentando masivamente el acceso a la refrigeración con bajas emisiones de carbono y ampliando la refrigeración pasiva. – como soluciones naturales y diseño urbano y limpieza de tecnologías de refrigeración al tiempo que se aumenta su eficiencia”, dijo Guterres, pidiendo un aumento de las finanzas para proteger a las comunidades del “caos climático”.
Proteger a los trabajadores
Guterres también subrayó la necesidad de intensificar la protección de los trabajadores.
Según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas, más del 70 por ciento de la fuerza laboral mundial, o 2.400 millones de personas, corren un riesgo sustancial de sufrir calor extremo.
La situación es particularmente grave en las regiones de África y Árabe, donde más del 90 por ciento y el 80 por ciento de los trabajadores están expuestos, respectivamente. En Asia y el Pacífico –la región más poblada del mundo– esa cifra es de tres de cada cuatro trabajadores (75 por ciento).
Además, se prevé que el estrés por calor en el trabajo le costará a la economía mundial 2,4 billones de dólares de aquí a 2030, frente a los 280.000 millones de dólares de mediados de los años noventa.
«Necesitamos medidas para proteger a los trabajadores, basadas en los derechos humanos», subrayó Guterres.
«Y debemos asegurarnos de que las leyes y regulaciones reflejen la realidad del calor extremo actual y se apliquen.”
Impulsar la resiliencia
También subrayó la necesidad de fortalecer la resiliencia de las economías y las sociedades, citando impactos como daños a la infraestructura, pérdidas de cosechas y una mayor presión sobre el suministro de agua, los sistemas de salud y las redes eléctricas.
Las ciudades son particularmente vulnerables y experimentan un calentamiento que duplica el ritmo promedio mundial.
Para abordar estos desafíos, Guterres pidió que los países, las ciudades y los sectores tengan planes de acción integrales y personalizados basados en datos científicos.
“Necesitamos un esfuerzo concertado para proteger las economías del calorsectores críticos y el entorno construido”.
Luchar contra la enfermedad
El jefe de la ONU reiteró que es crucial reconocer los innumerables síntomas más allá del calor extremo, como huracanes, inundaciones, sequías, incendios forestales y aumento del nivel del mar.
La cuestión central es la dependencia de los combustibles fósiles y la inacción climática, afirmó, y enfatizó que los gobiernos, especialmente los países del G20, el sector privado, las ciudades y las regiones, deben adoptar urgentemente planes de acción climática para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C.
Además, los países deben eliminar urgentemente los combustibles fósiles y poner fin a los nuevos proyectos de carbón.
“Deben actuar como si nuestro futuro dependiera de ello, porque así es.”