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Arzobispo de Tirana (Albania): Que los jóvenes se conviertan en peregrinos de paz

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Comunicado de www.vaticannews.va —

Monseñor Arjan Dodaj amplía los detalles sobre el encuentro «MED24» que se efectúa del 15 al 21 de septiembre en «el país de las Águilas» y comenta que están trabajando junto a los jóvenes para conformar una red de paz entre las naciones del Mediterráneo.

Marina Tomarro – Ciudad del Vaticano

Ser «peregrinos de la esperanza y seguir los signos de Dios para que el Mediterráneo sea un mar de fraternidad y de paz y deje de ser un cementerio». Esta fue la invitación del Papa Francisco en un videomensaje a los 50 jóvenes de 25 naciones del «Mare Nostrum» y del Mar Negro que participan en Tirana, Albania, del 15 al 21 de septiembre, en el encuentro «Med24 – Peregrinos de la esperanza. Constructores de paz» promovido por las Iglesias del Mediterráneo.

«Este encuentro -explica monseñor Arjan Dodaj, arzobispo de Tiranë-Durrës- se desarrolla con toda la alegría y la jovialidad que caracteriza a los países mediterráneos, y especialmente a los jóvenes de situaciones y experiencias diferentes. Sabemos que el Mediterráneo también está marcado por realidades de conflicto y de guerra, tanto en Oriente Medio como en el Mar Negro, pero estos jóvenes tienen una gran fuerza: la de la esperanza. Así que en estos días de compartir incluso en las dificultades y pruebas, en esta experiencia la alegría y la esperanza marcan cada uno de nuestros momentos, y por eso estamos muy contentos de estar juntos en este viaje».

Albania, ejemplo de fraternidad y paz para todos

Excelencia, el tema de este encuentro es «Peregrinos de esperanza», que es también el tema del próximo Jubileo. ¿Cómo podemos convertirnos en peregrinos de la esperanza en los países mediterráneos?

Precisamente teniendo en cuenta las experiencias del Jubileo que nos disponemos a vivir, hemos querido proponer este tema «Peregrinos de la esperanza», pero ¿esperanza de qué? Esperanza de que la paz es posible y se puede construir, sobre todo en el corazón de aquellos que están libres de prejuicios y realidades que muchas veces han condicionado esta realidad de paz. Y ellos son, sobre todo, los jóvenes. Su generación es la que verdaderamente puede construir la paz. Es justamente a ellos a quienes el Papa confía este relevo y esta misión, es decir, transformar el Mediterráneo, como ha dicho también en el videomensaje que hemos escuchado, en un jardín y ya no en un cementerio.

De hecho, este es uno de los temas clave de esta conferencia, porque no olvidemos que Albania se encuentra en la ruta de los Balcanes, y muy a menudo es un punto neurálgico de muchos desembarcos. Muchos son los emigrantes que, viajando principalmente a pie, pasan por su país. Entonces, ¿cómo ayudar a estas personas a sentirse acogidas, a no dejar morir sus esperanzas de un futuro mejor?

Esta cuestión es muy importante. De hecho, el Papa Francisco nos dijo en el videomensaje: Aprendan juntos, juntos a partir de sus diferentes experiencias, a leer los signos de los tiempos. En este sentido, creo que incluso esta realidad de la ruta de los Balcanes, especialmente la parte que pasa por Albania, es precisamente un signo de los tiempos.

Los albaneses tienen el don de la hospitalidad, y hay un dicho popular que reza: «La casa es de Dios y del huésped». En efecto, muchas veces la ruta de los Balcanes que pasa por Albania no hace aspavientos. Porque en esta gran acogida y acompañamiento, los emigrantes son apoyados por nuestras realidades, por las instituciones tanto de la Iglesia católica como de Cáritas, de las que tenemos varias instalaciones situadas en cuanto entran en Albania, tenemos lugares de acompañamiento y acogida donde pueden recuperar un poco de energía, y son de alguna manera apoyados y ayudados. Esto, creo, puede ser igualmente un signo en todo el Mediterráneo para que el bien que hay en los corazones de los hombres de buena voluntad pueda de alguna manera unirse como se unen estos jóvenes.

Uno de los propósitos de este encuentro es precisamente reunir a jóvenes de distintos países para hablar de paz. Excelencia, ¿por qué también hoy es tan difícil hablar de paz?

Sabemos, como dijo el Papa Benedicto XVI en su primera homilía, que los desiertos exteriores aumentan porque, por desgracia, crecen los interiores. El hombre necesita sobre todo hacer florecer su alma y su relación con Dios. El Mediterráneo necesita entonces recuperar lo que lo hizo importante. En efecto, el Mediterráneo no es sólo una puerta por la que pasan diferentes historias, situaciones o realidades, culturas que lo caracterizan, sino que es ante todo la puerta en la que se reveló la fe de los pueblos creyentes, hijos de Abraham, a lo largo de la historia de la salvación, y en la que Dios quiso darse a conocer también en nuestro mundo a través del Mediterráneo.

Es necesario leer los signos de los tiempos que caracterizan también hoy al Mediterráneo, donde se encuentran la voz de Dios y la voz de la conciencia. Y en este diálogo entre los hombres, unos con otros, y entre los hombres y Dios. Sólo y únicamente en este diálogo se recupera la paz, porque gracias a Dios, gracias a esta relación con Él, se recupera la dignidad humana, la dignidad que desgraciadamente se pierde y se pisotea en cada guerra y en cada conflicto.

Este encuentro, así como todos los demás encuentros mediterráneos, se inspiran en la figura de Giorgio La Pira. ¿Qué queda, en su opinión, de sus enseñanzas?

En su sencillez reside la gran fuerza de ser un hombre de paz, es decir, el saber crear la posibilidad de que culturas y situaciones diferentes, incluso en el contexto que él mismo vivió, pudieran encontrar lugares para el diálogo. Creo que nuestros jóvenes también tienen de alguna manera la oportunidad de recorrer las experiencias de la historia a través de estas grandes figuras, para que también ellos se conviertan a su vez en portadores de paz, cada uno en su contexto social, cultural o nacional, y se conviertan en nuevos «Giorgio la Pira», es decir, en hombres de paz.

¿Qué espera que estos jóvenes se lleven a casa de estos intensos días?

En primer lugar, estoy muy contento de que estos jóvenes hermanos nuestros estén en nuestra casa. Estábamos deseando que participaran en la experiencia del taller de paz de estos días. Albania es un verdadero tesoro, creo que también para Occidente, para el Mediterráneo, que lleva la perla del diálogo interreligioso. El Papa Francisco en su primera visita hace diez años aquí en Albania, en una pregunta que le hicieron, respondió: «No, allí no hay tolerancia religiosa, hay fraternidad. Se quieren». Precisamente hoy se cumplen diez años. El Papa Francisco vino aquí el 21 de septiembre de 2014. Podemos decir que de alguna manera en los últimos años esta conciencia de ser portadores de esta armonía ha crecido aún más en los jóvenes. Nos gustaría que lo que estamos viviendo se convirtiera en una experiencia de taller para todos los hermanos y hermanas que han venido estos días y parece que esto les está contagiando.

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