Comunicado de www.vaticannews.va —
En vista de la Santa Misa y el rito de canonización de 14 beatos, que el Santo Padre presidirá este 20 de octubre, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, dialogamos con los Misioneros de la Consolata sobre la inscripción de su fundador, el Beato José Allamano, en el Registro de los Santos.
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Este 20 de octubre, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, a las 10.30 hora de Roma, en el parvis de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco presidirá la celebración Eucarística y el rito de canonización de los Beatos: Manuel Ruiz López y siete compañeros de la Orden de Frailes Menores, y Francisco, Mooti y Rafaele Massabki, fieles laicos, todos ellos conocidos como los Beatos mártires de Damasco; además, al Beato José Allamano, la Beata Marie-Léonie Paradis y la Beata Elena Guerra.
El Beato José Allamano y la consolación de Dios
En medio de la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos dedicado al tema de la sinodalidad, el Santo Padre canonizará este domingo 20 de octubre a 14 beatos, entre ellos se encuentra el Beato José Allamano, sacerdote, fundador de los Institutos de los Misioneros de la Consolata y de las Hermanas Misioneras de la Consolata. Y para conocer más sobre la figura de este nuevo Santo, en Vatican News dialogamos con dos miembros de este Instituto religioso, el colombiano Cristian Alarcón y el argentino Facundo Sánchez.
Un sacerdote diocesano atento a las necesidades de su tiempo
Sobre la figura de José Allamano y sobre la obra misionera que inició en Turín en 1901 al fundar el Instituto de los Misioneros de la Consolata y algunos años más tarde, en 1910, el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Consolata, Cristián Alarcón destacó su enorme atención a los problemas y necesidades de su tiempo, su enorme celo apostólico y su deseo de hacer conocer a “todos” la Buena Noticia de Jesús.
“José Allamano es un hombre que nace en el siglo XIX, cuando en Turín había tanta necesidad y él empezó a ver el ejemplo de los sacerdotes con los que él trataba, a los que él conocía, empezó a sentirse llamado por Dios al servicio de la Iglesia para los demás. José Allamano es un sacerdote diocesano que al ver las necesidades de su entorno empezó a pensar cómo atender estas necesidades. Por eso, fue tan importante él como santo social, como al empezar a suplir y atender las necesidades de su tiempo. Era un hombre atento y dispuesto a atender las necesidades humanas”.
La misión Ad gentes al centro del carisma
El celo apostólico y el impulso misionero están al centro del carisma de los Misioneros de la Consolata explicó Facundo Sánchez, acompañado por ese enorme deseo de llevar la consolación de Dios a todas las personas en las periferias existenciales y geográficas.
“El Instituto religioso nació para la misión Ad gentes, significa misión para los no cristianos, para los lugares donde todavía el anuncio de Jesús no llegaba. Hoy estamos presentes en 33 países, en cuatro continentes, donde tenemos distintas realidades donde intentamos hacer llegar la Consolación de Dios. Las realidades en donde estamos en América Latina son las periferias urbanas, existenciales. Trabajamos en la educación, tenemos colegios donde acompañamos a jóvenes y niños en la formación, trabajamos en la Amazonas de Brasil, pero también en Amazonas de cuatro países de Latinoamérica donde acompañamos los pueblos originarios en sus luchas, en sus dificultades. Aquí en Europa actualmente estamos trabajando en la re-evangelización en distintas parroquias comunidades y grupos pastorales. La novedad podemos decir para nosotros como Instituto es el Asia donde actualmente estamos en cinco países y estamos haciendo un trabajo de misión Ad gentes. uno de los países más conocidos y significativos es Mongolia donde hay un número muy bajo de cristianos y un número muy bajo también de misioneros pero que trabajan día a día en este primer anuncio de Jesús”.
“Primero santos, luego misioneros”
Para Cristian Alarcón el legado espiritual que el Beato José Allamano ha dejado a toda la familia de la Consolata se puede resumir en la frase “primero santos y después misioneros”, porque indica el camino espiritual que el misionero debe seguir para alcanzar la vocación última del creyente.
“Esto lo tomamos como nuestro valor principal, como nuestro camino a seguir. Cuando nos dimos cuenta que a nuestro fundador lo querían hacer Santo, para nosotros fue una sorpresa porque dijimos, o sea, por este camino sí se puede llegar a la santidad, por medio de la misión y la misión Ad gentes, José Allamano nos ha estado enseñando y nos dejó todo su legado. Entonces, para mí el ser santo primero es el formar mi espíritu y asumir todos los votos como religioso ya que este tipo de santidad es el camino que después me lleva a ser un buen misionero como quería José Allamano. Entonces, el mensaje más importante que para mí me deja el fundador es primero hacerse santo para que después pueda atender bien su realidad como misionero”.
La milagrosa curación de Sorino del pueblo Yanomani
Y recordando el milagro que permitió a José Allamano ser inscrito en el Registro de los Santos, Facundo Sánchez dijo que fue realmente una cosa extraordinaria la curación de Sorino Yanomami, indígena de Brasil, en la misión de Catrimani, que tuvo lugar el 7 de febrero de 1996.
“El milagro sucedió en la misión de Catrimani, ahí tenemos una pequeña comunidad de la Consolata que trabajan principalmente en la promoción humana. En 1996, Sorino estaba haciendo los trabajos cotidianos y se encontró con un animal de la selva y fue atacado. Cuando volvía a la misión se encontró con que la mitad de su cabeza, de su cráneo estaba abierto y la hermana que estaba ahí entre todos los misioneros, lo mandó a la ciudad de Boa Vista para una cirugía, pero sin esperanza porque la hermana cuenta que llegó en una situación terrible donde ya los mismos aborígenes decían: está muerto. Después de 10 días Sorino despertó sin ninguna secuela, justo era la semana donde estaba la novena a nuestro Fundador, al beato José Allamano y las hermanas y los misioneros pusieron a Sorino en las manos del fundador y una estampita con una reliquia debajo de la almohada donde estaba Sorino en el hospital. Después de dos meses y medio Sorino volvió a la comunidad aborigen sin problema a continuar una vida normal, sorprendió a los médicos y sorprendió a los misioneros por este milagro, que hoy lleva a los altares a nuestro fundador”.
Se publicó primero como Como José Allamano queremos llevar la consolación de Dios al mundo