Comunicado de www.vaticannews.va —
Este 10 de octubre se celebra la Jornada Mundial de la Salud Mental. La Superiora General de las Hermanas Hospitalarias, Idília Carneiro, afirma que son seres humanos con una gran humanidad tan necesaria en un mundo tan individualista.
Patricia Ynestroza – Ciudad del Vaticano
Este 10 de octubre se celebra la Jornada Mundial de la Salud Mental, que lleva por lema: “Es hora de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”. En entrevista Vatican News – Radio Vaticana a la hermana Idília Carneiro, Superiora General de las Hermanas Hospitalarias, una congregación religiosa dedicada principalmente a la atención a personas con enfermedades mentales, discapacidad intelectual y otras necesidades especiales. Después del Capítulo General el pasado mes de mayo, la congregación considera su mayor desafío: cuidar su identidad, su presencia en el mundo de la salud, con todos los retos que les coloca la salud y la enfermedad mental y el sufrimiento psíquico, y hacerlo desde el sentido carismático que tiene la congregación en el mundo.
Acoger al enfermo mental y aprender de ellos
La hermana Superiora de la congregación señaló que es importante considerar que el enfermo mental es una “persona con sufrimiento psíquico. Entonces, lo primero que nos toca es acogerla en su realidad y también a su familia cuando la situación es más integral”. La enfermedad no afecta en su totalidad a la persona, solamente algunas dimensiones, los enfermos tienen una riqueza humana y una sensibilidad muy grande.
Las hermanas hospitalarias experimentan la sensibilidad de ellos, y les enseñan a ser más sensibles y “más atentos los unos a los otros, y eso puede ser una señal muy enriquecedora para la sociedad que vivimos, que tan marcadamente se va revelando en sus trazos, a veces más individualista: los enfermos nos ayudan a ser más humanos, a ser personas que viven la vida desde lo que se es como persona y valorando lo más pequeño de cada día”, dijo.
El 10 de octubre: Jornada Mundial de la Salud Mental
El lema de la jornada de este año: “Es hora de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”. Al respecto, la Hna. Carneriro dijo que este tema refleja una preocupación: que el trabajo, con el estrés y sus exigencias, termine generando una desestructuración en la persona y, con eso, se genere más estrés. Porque eso, muchas veces, lleva a una fragilización de su vida, afirmó.
Para la religiosa, el reto más grande es el de equilibrar el trabajo, “que también tiene su dimensión de realización personal, de sentido y de construcción de un bien más grande”. Equilibrar el trabajo con todo lo que puede aportar el ser humano, desde su conocimiento y su ser persona.
Cómo ayuda en sí la congregación
Las religiosas en los centros hospitalarios están ayudando a las personas con problemas de depresión y con el tratamiento ambulatorio para los casos de depresiones más resistentes; en el acompañamiento a las jóvenes con problemas de personalidad, incluso las dependencias de Internet y de otros medios.
La Congregación también va haciendo su camino en el área de lesiones y daño cerebral, incluidas todas las realidades de razones tumorales que son de un nivel más neurológico, sumado a todo lo que tiene que ver con el proceso de rehabilitación, que es también un área muy importante. Siguen creciendo, señaló, en todas las áreas de salud mental, en tratamientos para la ansiedad, los casos de tentativa de suicidio y cómo lograr que los jóvenes y personas con más edad puedan sentir que su vida tiene sentido.
Por otra parte, están evolucionando en las respuestas y cuidados paliativos, para ayudar y acompañar mucho a las personas y sus familias a encontrar serenidad en ese momento de vida, con un sentido de esperanza. Siguen trabajando en toda el área de sensibilización, formación, prevención de salud mental, rehabilitación y reintegración, contribuyendo a una cultura y una sociedad más inclusiva de estas personas que tienen sus vulnerabilidades, pero que pueden aportar mucha humanidad a nuestra sociedad.
El Capítulo general y su encuentro con el Papa Francisco
En mayo, la celebración del Capítulo General, tuvieron el encuentro con el Papa Francisco, la Hna. Carneiro recordó que el Papa las desafió a “vivir la locura del amor, a continuar viviéndola, porque la congregación lo tiene muy vivo desde su origen”.
El Santo Padre también las aconsejó a “cultivar y a cuidar la osadía de servir y amar a los enfermos, siempre desde la alegría y la esperanza, sin perder la alegría del corazón y amando a las personas más frágiles”.
“Revestíos de entrañas de misericordia”
El programa de la Hna. Carnerio, Superiora General desde mayo, estará dedicado hasta el 2030 al lema: “Revestíos de entrañas de misericordia” que comprende, como dijo, el núcleo del carisma de la congregación, y el sentido de identidad en la Iglesia y en el mundo: vivir la hospitalidad desde la misericordia del corazón de Jesús.
La misericordia: ese abrazo que sana y genera comunión
A continuación, la religiosa desglosó el programa con base en la misericordia, como ese “abrazo que sana y que genera comunión”, que invita a las religiosas de la congregación a profundizar aún más en su propia identidad de consagradas hospitalarias, teniendo cada una su propia experiencia de misericordia y ser instrumentos de la misma hacia las personas que sufren.
Considerar la misericordia, un amor sin límites, en la universalidad de la congregación. Estando en 25 países, su misión y presencia es universal y diversa, por tanto, surge la necesidad de reconfigurar su presencia para imprimir vida y esperanza en todas las realidades. La Congregación analizará la misericordia como expresión de una misión que vuelve visible el rostro samaritano de la Iglesia.
La misericordia: el rostro samaritano de la Iglesia
Desde ahí, desde el rostro samaritano de la Iglesia surge el modelo de la congregación de cuidar, de atender, de acompañar a las personas con sufrimiento psíquico y, al mismo tiempo, hacerlo desde una perspectiva y un modelo integral.
En un mundo tan individualista, es importante resaltar la presencia en el mundo de la misericordia, esa “fuerza evangelizadora” que tiene la misión de las hermanas hospitalarias, y “todo lo que se refiere a la identidad y el sentido de un proyecto hospitalario compartido entre hermanas, colaboradores, laicos, que en todo el mundo son casi 3.000”.
Su mayor desafío, cuidar su identidad, su presencia en el mundo de la salud, con todos los retos que les coloca la salud y la enfermedad mental y el sufrimiento psíquico, y hacerlo desde el sentido carismático que tiene la congregación en el mundo.
Se publicó primero como Hermanas Hospitalarias: Aprender de la calidad humana del enfermo mental