Discurso de Christine Lagarde, presidenta del BCE, en la cena oficial del Banka Slovenije en Ljubljana, Eslovenia
Liubliana, 16 de octubre de 2024
Es un placer estar aquí esta noche.
No muy lejos de aquí, escondidos en la Biblioteca Nacional y Universitaria, se encuentran copias del Alfabético y el Catecismo. Estos dos textos, escritos por el reformador religioso Primož Trubar en 1550, fueron los primeros libros impresos en esloveno.[1]
En una época en la que el alemán era el idioma de las clases dominantes, el acto pionero de Trubar fue fundamental para ayudar a establecer la identidad nacional de los eslovenos.[2]
Hoy, su retrato adorna la moneda de 1 euro en Eslovenia, enmarcado por las famosas palabras que se encuentran en el Catecismo“Parar y existir” – “pararse y resistir”.[3]
Es revelador que ambos libros –uno una introducción al idioma esloveno y el otro directrices para la observancia religiosa– estuvieran diseñados para enseñar, porque hay mucho que Europa podemos aprender de Eslovenia en el mundo incierto al que nos enfrentamos ahora.
El orden global que conocíamos se está desvaneciendo. El comercio abierto está siendo reemplazado por un comercio fragmentado, reglas multilaterales con competencia patrocinada por el Estado y una geopolítica estable con conflicto.
Europa Habíamos invertido considerablemente en el antiguo orden, por lo que esta transición es un desafío para nosotros. Como la más abierta de las principales economías, estamos más expuestos que otros.
Así pues, en este nuevo panorama, nosotros también debemos aprender a “mantenernos firmes y resistir”. Y podemos hacerlo aprovechando dos valiosas lecciones de Liubliana.
Oportunidad en tiempos de incertidumbre
La primera lección es que la incertidumbre puede crear oportunidades.
Si bien muchos en Europa están ansiosos por el futuro, los eslovenos no son ajenos a la incertidumbre.
En una sola generación, Eslovenia superó con éxito la extraordinariamente difícil transición de una economía planificada economía a una economía de mercado. Los formuladores de políticas desafiaron las probabilidades al implementar duras reformas estructurales para unirse primero a la UE y, más tarde, la zona del euro.
Hoy, Eslovenia es una historia de éxito. Es una economía desarrollada, estable y de altos ingresos, con el PIB per cápita más alto en paridad de poder adquisitivo de los países de Europa central y oriental (PECO).
El éxito de la nación debe mucho a la creatividad y el vigor de su gente y a su capacidad innata para aprovechar los puntos de inflexión económica y transformarlos en oportunidades.
Por ejemplo, cuando Eslovenia se unió a la UE, quedó expuesta a mayores niveles de competencia de otros Estados miembros del bloque económico.
Pero Eslovenia rápidamente aprovechó su fuerza laboral calificada para desarrollar un nuevo modelo de negocios basado en una profunda integración en el Mercado Único. Hoy en día, cada automóvil producido en Europa tiene al menos un componente fabricado en Eslovenia.[4]
Para Europa, los cambios en la economía global hoy representan un punto de inflexión similar. Pero si lo abordamos con el espíritu adecuado, creo que puede ser una oportunidad de renovación.
Una economía global menos favorable puede empujarnos a completar nuestro mercado interno. Una competencia extranjera más feroz puede alentarnos a desarrollar nuevas tecnologías. Una geopolítica más volátil puede llevarnos a ser más seguros energéticamente y autosuficientes en nuestras cadenas de suministro.
Para Eslovenia, la transformación de la cadena de suministro del automóvil será un desafío particular. Pero la economía ya se está adaptando. Por ejemplo, en julio de este año Eslovenia consiguió una importante inversión en la producción nacional de vehículos eléctricos.[5]
Para muchos eslovenos, avanzar hacia un futuro impredecible puede parecer una segunda naturaleza.
Una de sus pinturas más famosas, “El sembrador”, se exhibe aquí en la Galería Nacional. La pintura, que representa a un trabajador agrícola al amanecer trabajando duro sembrando semillas en un campo, representa la determinación decidida de los eslovenos frente a la incertidumbre.
El resto de nosotros en Europa necesitaremos aprovechar este ejemplo en los tiempos inciertos que se avecinan. Si lo hacemos, también podemos convertir la incertidumbre en oportunidad.
La importancia de compartir los beneficios del cambio
La segunda lección de Eslovenia es que los beneficios del cambio pueden –y deben– compartirse más ampliamente.
El camino de la renovación de Europa está ineludiblemente ligado a las nuevas tecnologías, especialmente la digitalización. Pero las nuevas tecnologías a veces pueden generar resultados desiguales en el mercado laboral.
Eslovenia ha experimentado un cambio tecnológico notable en los últimos 20 años. Hoy en día, el nivel de desarrollo digital del país está un 7% por encima de la media de los PECO y puede competir con algunos de los países de la UE más desarrollados digitalmente en determinadas áreas.[6]
Sin embargo, el coeficiente de Gini de Eslovenia –una medida de la desigualdad de ingresos– es el segundo más bajo de la OCDE.[7] El país también se beneficia de altos niveles de igualdad de género. La participación femenina en la fuerza laboral es superior a la media de la UE y casi igual a la de los hombres.[8]
Muchos en Europa están preocupados por los desafíos que se avecinan, como los efectos de la inteligencia artificial en la inclusión social. Pero deberíamos dejarnos inspirar por el ejemplo de Eslovenia.
Con el enfoque correcto, podemos avanzar y ser más avanzados tecnológicamente y, al mismo tiempo, garantizar que todos puedan beneficiarse de los beneficios.
Y cuando todos se benefician, Europa también se beneficia. Más de las tres cuartas partes de los ciudadanos de Eslovenia se sienten apegados a Europa, y casi dos tercios se identifican como eslovenos y europeos, niveles que están muy por encima de sus respectivos promedios de la UE.[9]
Conclusión
Permítanme concluir.
En el mundo incierto de hoy, Europa debe aprender a “estar firme y resistir”. Y puede hacerlo mirando a Eslovenia como un ejemplo de cómo superar los desafíos que se le presenten.
Primero, debemos trabajar duro para sembrar las semillas del éxito. Y luego, como canta el cantante folklórico Vlado Kreslin: “todo es posible” – “todo es posible”.
Gracias.
Publicado anteriormente en The European Times.