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Argentina. Ecuménicos por la paz plantaron un olivo

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Comunicado de www.vaticannews.va — cq5dam.thumbnail.cropped.750.422 Argentina. Ecuménicos por la paz plantaron un olivo

Rezaron por la paz en una plaza de una villa miseria un rabino, un laico musulmán, una catequista vecina, un pastor evangélico y el sacerdote de la villa.

Lucas Schärer

«Hazme instrumento de tu paz». Esa oración que se atribuye a San Francisco de Asís al unísono la leyeron un grupo de ecuménicos para concluir la jornada por la paz, este sábado 9 de noviembre, al mediodía, en la plaza «12 de octubre», frente a la parroquia Nuestra Señora de La Cava, de ingreso a la villa miseria «La Cava», del partido bonaerense de San Isidro.

Frente a unos baños móviles color naranja, colocados junto al container/oficina de la fuerza de seguridad Gendarmería Nacional, en ronda, con el arbusto del olivo en el medio, se colocaron los religiosos, creyentes de distintas fe y militantes políticos-sindicales, que clamaron a Dios por la paz en un barrio popular cargado de violencia.

Fernanda Miño, vecina hace 50 años de villa La Cava, catequista, y ex secretaria de Estado Nacional, dio la bienvenida y explicó que «acá necesitamos paz, donde La Cava no es una excepción, siempre fue un lugar complicado para la paz por el avance de muchos males, por ejemplo de la economía criminal diría el Papa Francisco y todo lo que tiene que ver con el avance del narcotráfico, que no nació ahora, que viene hace décadas». Ella siendo villera gestionó fondos millonarios, a partir de una ley llamada «de aporte solidarios a las grandes fortuna» para las obras en los barrios populares, también reivindicó al párroco de La Cava, Lucas Schcolnik, «quien vive en el corazón de la villa y ha pasado por situaciones de persecución» y reveló su charla con el obispo local y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Óscar Ojea, quien le dijo «haces misas en todos los barrios al hablar de Jesús y tratando de transformar la vida de los que menos tienen».

La fotografía del Papa Francisco, en tamaño real, estaba junto a los que tomaron la palabra. Entre el trinar de los pájaros se escuchó al rabino Damián Karo, quien reconoció que «es un día especial. Estamos motorizando algo concreto, en unirnos para celebrar la vida, hoy sábado para los judios es día sagrado, de guardar, de reunirnos a rezar, en familia, pero a veces hay actos mucho más sagrados que nuestros templos, que es el rezo con acción, abrazarnos, saludarnos, presentarnos y ni que hablar plantar el olivo, que da frutos, aceitunas, que ojalá nos alimente, y tiene la posibilidad de dar aceite, porque plantar un árbol es resistir, un lugar de vida, para que crezca esperanza, donde nos reunimos en unidad, claro que tenemos muchos problemas, pero tenemos algunas bendiciones que debemos reconocer los argentinos, acá con el hermano musulmán, cristiano, católico, agnóstico, ateo, unidad y fe con esperanza que aunque nos peguen nos vamos a juntar más porque habrá más comida, más luz, juntos, no en nuestros templos o encerrados en nuestras casas, es compartiendo los lugares comunes».

El día soleado se prestaba para los chicos que se hamacaban muy cerca del acto por la paz. Entonces Alejandro Salomón, laico musulmán chiita, refexionó que «queremos una liberación sin bombas, al poner al ser humano en el centro de la escena, como nos dice el Papa Francisco. Estos crímenes de guerra que vivimos hoy no representan a una comunidad, no representan a un sector, representan a una minoría del neocolonialismo, que está crujiendo, que representan la concentración de la riqueza, pero nosotros nos regocijamos con algo tan distintos, con quien nos dio la vida, y quienes vinieron a intimidar a Fernanda Miño sabemos que lo hicieron no por catequista o estar con Francisco es porque ella se metió en la política, tocó el calló, donde duele, se metió en política siendo una mujer de fe. El proverbio islámico nos dice que se puede cambiar lo que viene, el cambio está en nosotros, que Dios los bendiga y recemos por el Papa Francisco».

El Pastor evangélico, Claudio «Pajarito» Cruces, mientras masticaba coca (costumbre que le quedó de vivir en la comunidad de nativos wichi del norte argentino) expresó que «nos alegra compartir el camino con quienes procuran contribuir en la construcción de la paz y el bien común. En este testimonio interreligioso reafirmamos que la paz será fruto de la justicia ante un contexto doloroso por la pobreza que genera las políticas de hambre y saqueo, que hacen crecer la violencia, el consumo problemático, la inseguridad, entre otros males, en la villa más grande de uno de los municipios más ricos de la provincia de Buenos Aires», concluyó el integrante de la Pastoral Social Evangélica.

Por su lado, el sacerdote de La Cava aseguró estar «alegre por la unidad de distintas religiones para pedirle a Dios. Fue Jesús que nos dejó su paz. La vocación común a todos nosotros es darlo todo, a jugarnos la vida».

Al finalizar el acto se pasó por la parroquia y en fila, por angostos pasillos con sus cloacas a cielo abierto, ingresaron los «ecuménicos por la paz» a la Villa hasta la casa del joven Padre Schcolnik, quien iba con su bicicleta, muy particular, porque lleva la imagen de la Virgen de Luján atornillada en el manubrio.

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