Noble “Tomar el camino de los derechos para acabar con el SIDA” El informe describe cómo el estigma, la discriminación y las leyes punitivas obstaculizan el progreso en la lucha contra el VIH.
A pesar de los importantes avances en el tratamiento y la prevención del VIH, las violaciones de derechos humanos siguen bloqueando el acceso a servicios esenciales.
En 2023, 630.000 personas murieron a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA y 1,3 millones de personas contrajeron el VIH.
El desafío de los derechos humanos
Las comunidades marginadas, incluidas mujeres, niñas e individuos LGBTQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer y otros), siguen afectadas de manera desproporcionada.
El África subsahariana ilustra claramente esta disparidad: cada día, 570 mujeres jóvenes de 15 a 24 años adquieren el VIH, una tasa tres veces mayor que la de sus pares masculinos.
A nivel mundial, 9,3 millones de personas que viven con el VIH no reciben tratamiento que les salve la vida.
«La discriminación y la violencia contra las niñas deben abordarse como una emergencia sanitaria y de derechos humanos», afirmó Nomonde Ngema, un activista contra el VIH de 21 años.
La criminalización obstaculiza el progreso
Las leyes punitivas dirigidas a comunidades marginadas exacerban la crisis. En 2023, 63 países todavía penalizaban las relaciones entre personas del mismo sexo.
La prevalencia del VIH entre hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres es cinco veces mayor en estos países que en aquellos donde no existen tales leyes.
“Las leyes y políticas punitivas mantienen a las personas vulnerables alejadas de la ayuda que necesitan para prevenir el VIH, realizar pruebas de detección del VIH y tratar el VIH”, dijo Axel Bautista, Gerente de Participación Comunitaria de MPact Global Action for Gay Men’s Health & Rights.
«En lugar de castigar a las comunidades marginadas, los gobiernos deben defender sus derechos humanos», enfatizó.
La Declaración política de ONUSIDA de 2021 para poner fin al VIH/SIDA pidió la eliminación de las leyes restrictivas para 2025, pero el progreso sigue siendo lento.
Cerrando la brecha de innovación
Los avances científicos, como los medicamentos inyectables de acción prolongada, ofrecen esperanza, pero siguen siendo inaccesibles para muchos debido a los altos costos y la producción limitada.
«Las herramientas médicas que salvan vidas no pueden tratarse simplemente como productos básicos», afirmó Alexandra Calmy, líder de VIH en los Hospitales Universitarios de Ginebra.
«Las opciones terapéuticas y preventivas revolucionarias que se están desarrollando actualmente deben hacerse accesibles sin demora para lograr un alcance universal».
El informe pide un enfoque centrado en los derechos humanos para garantizar un acceso equitativo a estas innovaciones que salvan vidas.
Voces de cambio
El informe de ONUSIDA amplía las perspectivas de los líderes mundiales, incluido el cantante y compositor británico Elton John, el presidente irlandés Michael D. Higgins y la activista contra el VIH Jeanne Gapiya-Niyonzima.
“Mientras el VIH sea visto como una enfermedad para los ‘otros’, no para la llamada ‘gente decente’, el SIDA no será derrotado. La ciencia, la medicina y la tecnología pueden ser el «qué» para acabar con el SIDA, pero La inclusión, la empatía y la compasión son el ‘cómo’.”, escribió Elton John.
El presidente Higgins se hizo eco de este sentimiento: “Cumplir el compromiso de poner fin al SIDA como amenaza para la salud pública es una opción política y financiera. Ha llegado el momento de elegir el camino correcto”.
Un llamado global a la acción
A medida que el mundo se acerca a la fecha límite de 2030, ONUSIDA enfatiza que poner fin al sida no es sólo una cuestión de salud: es un mandato de derechos humanos.
Al abordar las desigualdades y garantizar el acceso equitativo a los servicios, la comunidad internacional puede alcanzar su objetivo compartido de poner fin al SIDA como amenaza para la salud pública.