Comunicado de www.vaticannews.va —
Francisco se reunió con representantes de las principales instituciones del sector en el mundo, llegados a Roma para participar en un encuentro internacional promovido por la Biblioteca Apostólica Vaticana. «Al colonialismo ideológico y a la cancelación de la memoria -subrayó el Pontífice- respondemos con el cuidado de la cultura».
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano
«El peor riesgo es que la guerra mundial a pedazos frene el progreso del que ustedes mismos son testigos; que las armas costosas priven a la cultura de los medios que necesita para difundirse; que los conflictos impidan a los estudiantes aprender e investigar, destruyendo escuelas, universidades y proyectos educativos». El Papa Francisco señaló este dramático coste, causado por los conflictos que asolan el mundo, dirigiéndose a los participantes en la conferencia promovida por la Biblioteca Vaticana y titulada: «Conservata et perlecta aliis tradere. Bibliotecas en diálogo».
No teman la complejidad del mundo en el que estamos llamados a trabajar. Que lo que ustedes han compartido ayude a crecer, en sus Bibliotecas, a los sabios «escribas» alabados por el Señor Jesús, que saben sacar de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas, para el bien de todos.
Que las bibliotecas sean oasis de encuentro
Al encontrarse con los representantes de prestigiosas organizaciones de diversos países, llegados al Vaticano para participar en el evento organizado por la biblioteca nacida en el corazón del Renacimiento, el Pontífice subrayó que muchas instituciones culturales, como ya ha sucedido en el pasado, «se encuentran indefensas ante la violencia de las guerras y de la depredación.
Esforcémonos para que esto no vuelva a suceder: al choque de civilizaciones, al colonialismo ideológico y la cancelación de la memoria respondamos con el cuidado de la cultura. Sería grave que, además de las numerosas barreras entre Estados, se levantaran también muros virtuales. En este sentido, los bibliotecarios tienen un papel importante no sólo en la defensa del patrimonio histórico, sino también en la promoción del conocimiento. Los animo a seguir trabajando para que sus instituciones sean lugares de paz, oasis de encuentro y libre discusión.
Una figura de referencia
Recordando que las bibliotecas están «llamadas a transmitir el patrimonio del pasado» de manera significativa para las nuevas generaciones, cada vez más «inmersas en una cultura líquida», el Papa señaló a un Pontífice como figura de referencia. Se trata de Pío XI, Achille Ratti, a quien algunos estudiosos llaman «el Papa bibliotecario», al frente primero de la Biblioteca Ambrosiana de Milán y después de la Biblioteca Vaticana. Este Pontífice, recordó Francisco, promovió la importancia de las bibliotecas «en un momento histórico extremadamente difícil, entre las dos guerras mundiales».
Mientras la cultura europea degeneraba en ideologías opuestas, el Papa dotó a la Biblioteca Vaticana de nuevos espacios; fomentó la catalogación sistemática; abrió una escuela práctica para bibliotecarios. Protegida por él, la Biblioteca se convirtió en un lugar seguro para muchos estudiosos, incluso para los perseguidos por los regímenes totalitarios, a los que el Papa siempre se opuso firmemente. Pío XI nos hace reflexionar por la inventiva, el valor y la concreción de la obra que realizó. Hoy nos enfrentamos a desafíos culturales y sociales igualmente decisivos, que deben ser afrontados con la necesaria actualización.
Cuatro criterios
El Papa Francisco recordó haber pedido a monseñor V. Angelo Zani, al inicio de su servicio como archivero y bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, que «abriera» la Biblioteca Apostólica. Y para apoyar el compromiso de hacer de las bibliotecas lugares de paz, el Papa Francisco indicó, en particular, cuatro criterios propuestos en la Exhortación Apostólica «Evangelii gaudium». El primero prevé «que el tiempo sea superior al espacio». Los inmensos depósitos del saber pueden convertirse en «lugares en los que se dedique tiempo a la reflexión, abriéndose a la dimensión espiritual y trascendente». De este modo, «podrán fomentarse los estudios a largo plazo, sin la obsesión por los resultados inmediatos, favoreciendo en el silencio y la meditación el crecimiento de un nuevo humanismo». El segundo criterio exige «que la unidad prevalezca sobre el conflicto»: las bibliotecas deben estar abiertas «a todas las áreas del conocimiento, dando testimonio de una comunión de propósitos entre diferentes perspectivas». El tercer criterio supone «que la realidad es más importante que la idea». «Hay una primacía de la realidad que la reflexión debe honrar siempre si quiere buscar sinceramente la verdad». El cuarto criterio exige «que el todo sea superior a la parte». «Estamos llamados -concluyó Francisco- a armonizar la tensión entre lo local y lo global, recordando que nadie es un individuo aislado, sino que cada uno es una persona que vive de lazos y redes sociales, en las que participar con responsabilidad».
Se publicó primero como El Papa: Que las bibliotecas sean lugares de paz