Según las últimas estimaciones, los niños representan ahora hasta la mitad de todos los miembros de los grupos armados, y el reclutamiento se debe a la pobreza generalizada, la falta de educación y el colapso de los servicios esenciales.
“Los niños en Haití están atrapados en un círculo vicioso: son reclutados por los mismos grupos armados que alimentan su desesperación, y las cifras van en aumento.”, dijo la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, y señaló que “El caos y el horror se han convertido en parte de la vida diaria.”.
Bajo amenaza constante
La situación en la capital del país, Puerto Príncipe, es muy alarmante: 1,2 millones de niños viven bajo la amenaza constante de la violencia armada. Se estima que el 25 por ciento de los 703.000 desplazados internos son niños, que viven en condiciones extremas y están expuestos a múltiples amenazas.
El deterioro de la situación de seguridad ha provocado un fuerte aumento de la violencia contra las poblaciones más vulnerables de Haití. La violencia sexual y las violaciones se han vuelto rampantes, y informes de la Oficina del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los Niños y los Conflictos Armados indican que sólo este año se ha multiplicado por diez el número de niños expuestos a la violencia sexual.
Este año, UNICEF brindó servicios de apoyo, incluido apoyo psicosocial y sensibilización comunitaria, a más de 25.000 personas afectadas por violencia sexual y de género en 2024.
Esfuerzos de protección y recuperación
En respuesta a la crisis de protección que enfrentan los niños reclutados por grupos armados o en riesgo de serlo, UNICEF ha implementado varias iniciativas, incluida la capacitación de las fuerzas de seguridad y organizaciones de la sociedad civil sobre medidas de protección infantil. También brindan atención a ex niños soldados, junto con apoyo psicosocial y servicios de reunificación familiar.
UNICEF hace un llamado a todas las partes en Haití para que prioricen la protección infantil, apoyen la liberación inmediata de los niños reclutados y garanticen que sus derechos sean fundamentales para cualquier acuerdo.
“Los niños en muchas partes de Haití son sometidos a atrocidades que ningún niño debería experimentar jamás”, enfatizó la Sra. Russell, y agregó que esto “les deja cicatrices psicológicas y emocionales que podrían perseguirlos durante toda la vida”.