Comunicado de www.vaticannews.va —
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina destacó el legado de cercanía, misericordia y compromiso con los más pobres del Papa Francisco. “Fue un pastor profundamente humano y por eso enteramente cristiano”, afirmó.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
En una mañana teñida por la tristeza y la conmoción, la Iglesia Católica recibió la dolorosa noticia del fallecimiento del Papa Francisco. A las 7:35 a.m., hora local de Roma, el primer Pontífice latinoamericano y argentino partió a la Casa del Padre, tras una convalecencia que, aunque visible en sus últimos actos públicos, no anticipaba un desenlace tan inmediato.
En este contexto de duelo y esperanza, Radio Vaticana y Vatican News conversaron en exclusiva con Monseñor Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, quien ofreció una sentida reflexión sobre la vida, el legado y la figura entrañable del Santo Padre.
Sorpresa y esperanza en una mañana de Pascua
“Nos ha aturdido su partida, nos ha llenado de sorpresa”, confesó el prelado, aún conmovido. Recordó cómo, apenas ayer, Francisco se asomó a la logia central de la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición Ciudad y el mundo.
“Veíamos el esfuerzo que representaba para él estar allí, y al mismo tiempo, su determinación de estar cerca del pueblo de Dios hasta el final”, comentó. En medio de la sorpresa por su muerte, el prelado reconoció que pronto esa conmoción se vio acompañada de una esperanza firme: la misma que el Papa supo sembrar en la vida de la Iglesia y en cada corazón que tocó con su palabra, su mirada y sus gestos.
Un Papa de la misericordia y el compromiso con los pobres
Al hablar del legado de Francisco, Mons. Colombo no dudó en señalarlo como un testigo incansable del amor de Dios, particularmente hacia los más pobres y excluidos. “Nos enseñó a vivir con los pies bien puestos en la tierra, con un corazón generoso y una fe profundamente comprometida con la realidad”, afirmó.
Subrayó además que el mensaje de misericordia del Papa no era una idea abstracta, sino una práctica cotidiana, encarnada en gestos concretos de ternura, cercanía y servicio. Francisco impulsó una Iglesia samaritana, una “Iglesia hospital de campaña”, que no teme ensuciarse las manos para sanar las heridas del mundo.
Una Iglesia sinodal, abierta y participativa
Consultado sobre el significado de haber tenido a un Papa argentino, Monseñor Colombo evocó con emoción el momento histórico de su elección en 2013. “Nos hizo volver a nuestras raíces de Iglesia misionera, una Iglesia latinoamericana que sale al encuentro, que pone en el centro la vida del discípulo misionero”, dijo. Destacó también su rol clave en llevar las conclusiones de la conferencia de Aparecida al corazón de la Iglesia Universal y su impulso a procesos inéditos como la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe. Para Colombo, el Papa Francisco supo traducir el dinamismo pastoral del continente en una propuesta eclesial concreta y universal.
Una de las grandes huellas del pontificado, a juicio del arzobispo, fue el camino de la sinodalidad. “Francisco nos confirmó en el deseo de construir una Iglesia fraterna, participativa, donde todos tengan voz”, afirmó, haciendo referencia a la reciente experiencia del Sínodo sobre la Sinodalidad. También valoró profundamente su apertura a las mujeres, su ternura con los ancianos, su cercanía con los jóvenes y su firme opción por las periferias, esas realidades humanas a menudo invisibilizadas, pero que para Francisco fueron siempre el centro del Evangelio.
Un llamado a continuar su legado
En un plano más personal, Monseñor Colombo recordó con cariño el acompañamiento de Francisco desde que fue ordenado obispo en 2009. “Me encomendaron a la Virgen de Luján, y él estuvo allí, cercano, como era su estilo: sencillo, humano, siempre preguntando por todos”. Esa humanidad, explicó, fue precisamente el rasgo más cristiano del Papa: “Nos mostró con su vida que ser profundamente humano es el mejor camino para vivir el Evangelio”.
Al concluir la entrevista, el presidente de los obispos argentinos hizo un llamado a los fieles de América Latina y del mundo: “Honremos su memoria viviendo como él nos enseñó: siendo una Iglesia samaritana, servidora, misericordiosa, que escuche el clamor del pueblo y lo transforme en caminos de esperanza”. Y añadió con convicción: “Dios nos ha concedido en Francisco un pastor según su corazón, un corazón traspasado por el amor de Cristo. Que ese sea también nuestro norte, nuestra brújula”.
En medio del luto, las palabras de Monseñor Colombo resuenan como un eco del propio Francisco: humildes, firmes, esperanzadas. Palabras que no sólo despiden a un Papa, sino que recuerdan la fuerza de su legado, y el compromiso de seguir construyendo una Iglesia más fraterna, más justa y más humana.
Se publicó primero como Colombo: Francisco nos enseñó a vivir con fe y realismo