Comunicado de www.vaticannews.va —
El vicario apostólico de Arabia meridional, franciscano capuchino, subraya la importancia del «Documento sobre la fraternidad humana» firmado por el Papa en Abu Dabi en 2019, calificándolo de texto “profético” que llama a las religiones a trabajar «juntas para promover el bien de la humanidad». «Desde Fratelli tutti a Laudato si -añade- ha habido muchos elementos franciscanos en su magisterio».
Fabio Colagrande – Ciudad del Vaticano
«El dolor, el sufrimiento que estamos viviendo en estas horas por la conclusión de la misión terrena del Papa Francisco es ya un primer testimonio de la importancia de su pontificado, de sus gestos, de su magisterio». Habla desde Abu Dabi monseñor Paolo Martinelli, franciscano capuchino, desde mayo de 2022 vicario apostólico de Arabia meridional, jurisdicción territorial de la Iglesia católica que incluye Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen. La casa donde reside, en la capital del país árabe, da al patio de la catedral de San José, visitada por Francisco el 5 de febrero de 2019, durante su viaje a Emiratos, que pasó a la historia por la firma, con el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, del “Documento sobre la fraternidad humana”.
Un documprofético
Y es precisamente en lo que él llama la «enorme contribución» del Papa recientemente fallecido al diálogo interreligioso y su legado «franciscano» en lo que se detiene Martinelli, antiguo obispo auxiliar de Milán. «Fueron muchos los gestos que hizo para subrayar lo bueno del diálogo entre personas de distintas confesiones», explica. «El documento sobre la “Fraternidad humana” es un texto único y profético que marca un nuevo capítulo en la historia del diálogo interreligioso». «En primer lugar -añade el prelado- porque es la primera vez que un documento es firmado conjuntamente por el jefe de la Iglesia católica y la máxima autoridad del Islam sunita. Pero luego su contenido es verdaderamente profético porque empuja el diálogo interreligioso no tanto al nivel de una confrontación doctrinal, que también sigue siendo importante, sino para que las religiones trabajen juntas para promover el bien de la humanidad, para promover precisamente una sociedad más humana, más fraterna, defendiendo la dignidad de cada hombre, de cada mujer, condenando radicalmente toda violencia hecha en nombre de Dios, como una traición a la auténtica experiencia religiosa».
La herencia franciscésped
«Recordemos entonces -añade Martinelli- que este documento se firma con ocasión del octavo centenario del encuentro de San Francisco de Asís en Damietta, Egipto, con el sultán al-Malik al-Kamil». «En este sentido -explica- ya se percibe el elemento propiamente franciscano del magisterio del Papa Francisco». Un legado confirmado por la encíclica Fratelli tutti de 2020, dedicada a la fraternidad y la amistad social, profundamente enraizada en los textos del Seráfico. Subyace en ese documento, dice Martinelli, la «petición fundamental de Dios de que todos nos tratemos como hermanos y hermanas, reconociendo la infinita dignidad de cada persona».
Un desafío a la tecnocracia
En esta vena franciscana del pontificado que acaba de terminar, hay que incluir también Laudato si’, la encíclica sobre el cuidado de la casa común, publicada por Francisco en 2015. «Es un texto que interpelaba a la cultura, a la tecnocracia -comenta Martinelli- y que ponía en el centro precisamente la experiencia de san Francisco de Asís que, como hombre reconciliado con Dios, sabe ver en la creación los signos del Altísimo y que, por tanto, eleva su alabanza a Dios por todas las criaturas».
Aquel viaje a Asís
El vicario apostólico de Arabia meridional también quiere recordar el primer viaje del Papa a Asís, el día de San Francisco, en el primer año de su pontificado, 2013. «Fue realmente un momento muy intenso», recuerda Martinelli. «Recuerdo en particular una de sus homilías en la que afirmaba con fuerza la originalidad de san Francisco, su profunda espiritualidad encarnada, profundamente marcada por la figura de Cristo y el misterio de Dios, el amor trinitario.» En aquella ocasión, continúa explicando el obispo, el Papa denunció ciertas reducciones que se hacen de la figura de san Francisco: «Nos invitó a no caer en una visión almibarado de este santo que, en cambio, fue un santo fuerte que supo, en su tiempo, renovar la Iglesia y tras cuyas huellas podemos continuar también hoy el proceso de reforma y renovación siempre necesario en el seno del Pueblo de Dios».
Se publicó primero como Martinelli: enorme la contribución de Francisco al diálogo interreligioso