InicioMundoAméricaHaití: Anhelo de vivir de nuevo, en medio del trauma del desplazamiento

Haití: Anhelo de vivir de nuevo, en medio del trauma del desplazamiento

-


Los desplazamientos en este país caribeño han alcanzado niveles récord, con casi 600.000 personas obligadas a abandonar sus hogares este año, el doble que el año pasado. Esto convierte a Haití en el país con mayor número de desplazamientos debido a la violencia.

Apoyo de la ONG TOYA

Louise y Chantal* recibieron apoyo de la ONG haitiana TOYA, socia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la rama regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

© UNICEF/Ralph Tedy Erol

La gente sigue huyendo de sus hogares en Puerto Príncipe debido a la violencia relacionada con las pandillas.

Louise, de 47 años, es madre soltera de cinco hijos. Actualmente, sólo uno de sus hijos, un niño de 11 años, está con ella, mientras que los otros cuatro se encuentran dispersos en otras partes del país. «Fuimos expulsados ​​por bandidos; quemaron nuestras casas», relata en un testimonio recogido por un funcionario de la OPS.

Su madre murió recientemente debido a la hipertensión y al estrés resultante de los repetidos desplazamientos forzados. «Mi madre tuvo que ser desplazada forzosamente dos veces en poco tiempo», lamenta.

‘Di un gran paso atrás en mi vida’

Chantal, de 56 años y madre soltera de seis hijos, comparte los sufrimientos de Louise. Su casa también fue quemada. “Los bandidos nos violaron a mí y a mi hija. Como resultado, contraje el VIH. Me golpearon y perdí cuatro dientes. El padre de mis hijos ya no puede cuidar de ellos. Ahora soy indigente. Di un gran paso atrás en mi vida y no sé cómo recuperarme”, explica.

Una procesión fúnebre pasa por el Gran Cementerio en el centro de Puerto Príncipe.

Una procesión fúnebre pasa por el Gran Cementerio en el centro de Puerto Príncipe.

“La inseguridad me quitó todo; Estaba medio loco. Incluso pensé en beber lejía para suicidarme después de los hechos”, testifica.

Louise estuvo en otro lugar de desplazamiento antes de llegar a la plaza Carl Brouard en Puerto Príncipe. Durante este tiempo, la Fundación TOYA la ayudó proporcionándole kits con artículos esenciales y fondos que le permitieron iniciar un pequeño negocio.

Sin embargo, este respiro duró poco. Un día, “los bandidos” invadieron el lugar de la plaza Carl Brouard y, una vez más, ella lo perdió todo. “Mi negocio, mis pertenencias, no pude llevarme nada durante el ataque”, dice.

La inseguridad me quitó todo; Estaba medio loco. Incluso pensé en beber lejía para suicidarme después de los hechos.
– Chantal

Chantal acudió a las instalaciones de la Fundación TOYA, donde recibió apoyo psicosocial, capacitaciones y fondos.

‘La vida no ha terminado’

“En las capacitaciones, los psicólogos de TOYA me enseñaron qué es la vida y su importancia. Me mostraron que la vida no ha terminado para mí, que puedo convertirme en lo que quiero y que todavía tengo valor. Recibí un apoyo considerable de todos en TOYA”, enfatiza.

Actualmente vive con un familiar y algunos de sus hijos. Algunos de sus hijos se encuentran en provincias, incluida su hija adolescente, que fue violada junto con ella.

“Gracias a Dios ella no estaba infectada con VIH. Pero desde entonces ha quedado traumatizada. No quiere regresar a Puerto Príncipe. Se suponía que iba a graduarse este año, pero lo detuvo todo debido a este incidente”, relata Chantal.

Ella dice que ha enfrentado mucha discriminación por parte de su familia debido a su condición de VIH positiva. “Creen que puedo contagiarlos porque vivo bajo el mismo techo”, afirma y señala que sigue tomando su medicación sin problemas.

A pesar de esta difícil situación, ella se concentra en su vida y en cómo puede ganar dinero para enviárselo a sus hijos dispersos en varios lugares.

Mujeres de Puerto Príncipe asisten a una clínica móvil apoyada por el UNFPA.

Mujeres de Puerto Príncipe asisten a una clínica móvil apoyada por el UNFPA.

‘Quiero ver crecer a mis hijos’

Por su parte, Louise actualmente no cuenta con apoyo porque perdió su única fuente de ingresos que era su negocio.

«Lo único que quiero es vivir en paz», dice. “La vida en los sitios es realmente difícil. Las aulas donde dormimos se inundan cada vez que llueve. Tenemos que esperar a que deje de llover para limpiar y buscar un pequeño espacio para descansar e intentar dormir”.

Hacía mucho tiempo que Luisa no podía visitar a algunos de sus hijos, a quienes envió a provincias. “No puedo ir allí por el coste de la vida y los bandidos que extorsionan a los pasajeros en las carreteras”, explica. “Estoy cansado de tener que huir bajo el sonido de los disparos. Siempre corremos el riesgo de ser atacados en cualquier momento”.

En este difícil contexto, el mayor objetivo de Louise “es vivir”.

“Lo único que quiero es vivir”, repite Chantal. Todavía sufre de hipertensión “porque el estrés de la situación en Haití es realmente insoportable”.

“Pero todavía tengo que seguir con mis asuntos porque tengo bocas que alimentar. Quiero “ver crecer a mis hijos; Quiero verlos triunfar en la vida», afirma.

*Los nombres han sido cambiados para proteger sus identidades.



Source link

Deja un comentario

- Publicidad -spot_img

Selección