Una célula terrorista secuestró a un grupo de 80 civiles y mató a la mayoría a tiros. Eran personas pobres del centro de Siria que estaban recogiendo trufas. El Gobierno acusa a las milicias del Estado Islámico que siguen activas en la zona
Marco Guerra – Ciudad del Vaticano
El terrorismo vuelve a ensangrentar Siria con lo que sólo puede calificarse de ejecución masiva de civiles. Las distintas fuentes parecen coincidir en la dinámica del ataque, pero no en la mano que lo movió.
La dinámica del atentado
Según medios gubernamentales y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, los milicianos capturaron a un grupo de unas 80 personas en las zonas rurales cercanas a Palmira, en el centro de Siria, que estaban recogiendo trufas, actividad a la que se dedica la población local en este periodo, para luego venderlas en los mercados con el fin de procurarse algún sustento económico. Al menos 16 fueron presuntamente asesinados en el acto, y los demás más tarde, hasta un total de 53 víctimas que aparecieron con disparos en la cabeza. Unos 30 prisioneros fueron puestos en libertad.
El gobierno acusa al Is
El Gobierno de Damasco señala con el dedo a los terroristas del autodenominado Estado Islámico, que siguen activos con algunas células en la zona y realizan atentados relámpago, a pesar de que en 2019 se anunció la caída de sus últimos bastiones. Sin embargo, el Observatorio y los opositores no descartan que los atacantes fueran en realidad yihadistas chiíes proiraníes. Por el momento, no hay reivindicaciones y en la difícil situación en Siria, es difícil atribuir la autoría del atentado.
