La Alianza Evangélica Mundial (WEA) está preocupada por las restricciones causadas por las sanciones unilaterales sobre la capacidad de las iglesias de todo el mundo para asociarse y apoyar a las iglesias en los países sancionados.
Este mensaje fue comunicado en un evento realizado el 10 de marzo en Ginebra, Suiza, en conjunto con la 52ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas donde la WEA, Caritas Internationalis (CI), el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y ACT Alianza lanzó su informe conjunto «Evaluación del impacto de las sanciones en el trabajo humanitario» en asociación con el Instituto de Graduados de Ginebra.
“El impacto humanitario de las sanciones es enorme”, afirmó en la reunión la relatora especial de las Naciones Unidas sobre el impacto negativo de las medidas coercitivas unilaterales, la profesora Alena Douhan. “Las organizaciones humanitarias no deberían correr el riesgo de no poder realizar su importante trabajo debido a las sanciones secundarias”, dijo Douhan.
El director de la oficina de WEA en Ginebra, Wissam al-Saliby, brindó ejemplos de cómo las sanciones obstaculizan la capacidad de los ministerios evangélicos para canalizar fondos a las iglesias con fines ministeriales y humanitarios.
«No somos contra sanciones pero para derechos humanos y derecho humanitario. Y lo que nuestro electorado nos ha estado diciendo es que las sanciones y el exceso de cumplimiento de las sanciones por parte de los bancos en relación con Siria y el Medio Oriente en general han llevado al bloqueo de transferencias bancarias y al congelamiento injusto de cuentas bancarias”, dijo al-Saliby.
“Cuando ocurrió el terremoto en Siria, las iglesias trataron de brindar apoyo, pero sus esfuerzos inmediatos se vieron obstaculizados por las sanciones y continúan viéndose obstaculizados a pesar de las exenciones humanitarias parciales”, agregó.
El informe “Evaluación del impacto de las sanciones en el trabajo humanitario” identificó dos grandes grupos de desafíos, administrativos y operativos, que enfrentan CI, WEA y el CMI para brindar ayuda humanitaria a las poblaciones afectadas en los países sancionados. Estos incluyen cuestiones como la comprensión de los requisitos de sanción, las repercusiones legales, la solicitud de licencias, así como los obstáculos operativos, incluidos los desafíos en la transferencia de fondos o bienes y las restricciones de viaje. Luego, el informe continúa haciendo recomendaciones sobre cómo navegar por algunos de ellos.
“Todo lo que aumenta las tensiones en lugar de reducirlas, incluidas las sanciones de máxima presión, o que impide los encuentros entre personas, es un riesgo de conflicto y un obstáculo para la paz”, dijo Marianne Ejdersten, directora de comunicación del CMI. “Y todo lo que impide una respuesta humanitaria compasiva al sufrimiento de los demás es contrario a los principios cristianos de amor y cuidado por el prójimo necesitado”.
Karam Yazbeck, Coordinador Regional, Caritas Oriente Medio y África del Norte, insiste en que, si bien las exenciones son un paso adelante, aún se necesita más para ayudar a quienes sufren en Siria. “Las exenciones humanitarias por sí solas no son suficientes para abordar los efectos negativos a largo plazo de las sanciones sobre la población vulnerable que ya sufre las dramáticas consecuencias de la guerra civil”, dijo Yazbeck.
Maja Liechti, miembro del equipo de estudiantes de investigación del Instituto de Graduados de Ginebra, presentó recomendaciones clave del informe, así como el impacto potencial de intensificar la promoción de exenciones de sanciones humanitarias, coordinar esfuerzos de promoción con otras organizaciones y desarrollar un mensaje unificado, como así como colaborar con los organismos pertinentes de la ONU para coordinar las medidas de promoción.
El panel fue moderado por Floriata Polito, responsable de incidencia política humanitaria y de derechos humanos de Caritas Internationalis.
El informe completo se puede descargar aquí.
