El documento establece nuevos objetivos ambiciosos para los próximos cinco años que incluyen llegar al 90 por ciento de las personas con servicios de prevención y atención de la tuberculosis, proporcionar paquetes de beneficios sociales a quienes padecen la enfermedad y autorizar al menos una nueva vacuna.
La tuberculosis es la segunda causa de muerte infecciosa en todo el mundo después de la COVID-19, con alrededor de 1,6 millones de muertes solo en 2021, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La única vacuna disponible tiene más de un siglo.
Derrotar a un asesino
“¿Por qué, después de todo el progreso que hemos logrado –desde enviar al hombre a la luna hasta poner el mundo a nuestro alcance– hemos sido incapaces de vencer una enfermedad prevenible y curable que mata a más de 4.400 personas al día?” dijo el presidente de la Asamblea General de la ONU, Dennis Francis.
La tuberculosis ha afectado a la humanidad durante milenios y ha recibido varios nombres, entre ellos peste blanca y tisis.
Es causada por bacterias y afecta principalmente a los pulmones, y el tratamiento es con antibióticos. Un consejo de la OMS establecido para facilitar el desarrollo y el uso equitativo de nuevas vacunas se reunió por primera vez esta semana.
Un compromiso personal
Erradicar la epidemia de tuberculosis es una de las metas de salud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la hoja de ruta para un futuro global más justo y verde para finales de la década.
Hace cinco años, los países fijaron el objetivo de brindar tratamiento contra la tuberculosis a 40 millones de personas, llegando a 34 millones. También pretendían proporcionar tratamiento preventivo a 30 millones de personas, pero no alcanzaron la mitad.
La Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Amina Mohammed, pidió medidas para abordar las principales causas de la tuberculosis: la pobreza, la desnutrición, la falta de acceso a la atención sanitaria, la prevalencia de las infecciones por VIH, la diabetes, la salud mental y el tabaquismo.
También es necesario reducir el estigma que rodea a la enfermedad para que las personas puedan obtener ayuda sin temor a la discriminación, añadió, mientras que los gobiernos deben garantizar una cobertura sanitaria universal que incluya la detección, la prevención y el tratamiento de la tuberculosis.
La Sra. Mohammed también compartió su propia razón para apoyar la lucha global.
«Mi compromiso es mi historia personal: perder a mi padre a causa de la tuberculosis cuando tenía 50 años, hace 37 años esta semana», dijo. «Hoy tenemos las herramientas para diagnosticar, tratar y lo que necesitamos ahora es una vacuna. Acabemos con la tuberculosis». Ahora es posible”.
El estigma alimenta la muerte
El autor mongol Handaa Rea, que sobrevivió a la enfermedad, instó a los líderes mundiales a «tratar la tuberculosis no sólo médicamente sino también socialmente».
Ha escrito sobre su propia experiencia con el estigma relacionado con la tuberculosis, una discriminación que, según ella, prevalece en muchos países en desarrollo y que provoca que “cientos de miles de personas” retrasen la búsqueda de tratamiento.
Las consecuencias del estigma son “mayores” para las mujeres y las niñas a las que se exigen estándares más altos de salud, bienestar y belleza, añadió.
“Cuando la sociedad dice cosas como ‘es demasiado delgada porque tiene tuberculosis, no es digna de casarse porque tiene o tuvo tuberculosis, o sigue teniendo tuberculosis porque es irresponsable’, nosotros, como sociedad, estamos intimidando a los pacientes con tuberculosis un paso más cerca de muerte, una muerte que se puede prevenir por completo. Y esto tiene que parar”, afirmó.
El capitulo final’
El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, elogió la “asombrosa” energía que reinaba en la sala, donde los participantes cantaban con frecuencia “¡Acabemos con la tuberculosis, sí podemos!”.
Dio la bienvenida a la declaración política, que fue acordada por consenso antes de la reunión. Se presentará a la Asamblea General, el órgano más representativo de la ONU, que comprende a los 193 Estados miembros.
“Durante milenios, nuestros antepasados han sufrido y muerto de tuberculosis, sin saber qué era, qué la causaba ni cómo detenerla”, afirmó.
“Hoy tenemos conocimientos y herramientas con los que ellos solo podrían haber soñado. Tenemos compromiso político. Y tenemos una oportunidad que ninguna generación en la historia de la humanidad ha tenido: la oportunidad de escribir el capítulo final de la historia de la tuberculosis”.
