El llamamiento llega en un momento en que el cambio climático, la sequía y otros fenómenos meteorológicos extremos están alimentando la inseguridad alimentaria, los conflictos y los desplazamientos, provocando emergencias sanitarias más profundas y cada vez más complejas, lo que hace que la atención sanitaria esté cada vez más bajo fuego.
Toda crisis humanitaria es una crisis sanitaria.dijo la OMS, y cada dólar invertido en su trabajo para salvar vidas genera un retorno de la inversión de al menos 35 dólares.
Pequeño precio a pagar
Hablando desde la sede de la agencia de la ONU en Ginebra, el director general Tedros Adhanom Ghebreyesus instó a los donantes y gobiernos a aumentar el apoyo.
“Solo hay dos maneras de reducir el sufrimiento humano causado por las crisis sanitarias: aumentar la financiación o reducir las necesidades. Ninguna de las dos cosas está sucediendo en este momento”, dijo, advirtiendo contra la inacción.
El Coordinador de Asuntos Humanitarios y Ayuda de Emergencia de la ONU, Martin Griffiths, respaldó plenamente el llamamiento y dijo que representaba “un precio muy pequeño a pagar para proteger la salud de los más vulnerables y evitar la profundización de la crisis sanitaria mundial”.
Por ejemplo, dijo que nueve meses de guerra en Sudán han sobrecargado el sistema de salud del país mucho más allá de su capacidad, afectando a las personas que dependen de la atención diaria, así como a los civiles heridos en los combates.
Además, la deficiente vigilancia de las enfermedades y la baja cobertura de vacunación contra enfermedades prevenibles han contribuido a los brotes recurrentes de sarampión.
Situaciones similares han ocurrido en Haití, Somalia, Yemen y muchos otros países, donde enfermedades infecciosas como el cólera están siendo impulsadas por una crisis humanitaria más amplia y al mismo tiempo la exacerban. Mil millones de personas en todo el mundo corren ahora el riesgo de contraer esta mortal enfermedad transmitida por el agua.
La asistencia sanitaria en la mira
Mientras tanto, “la salud mundial está amenazada como nunca antes”, afirmó Griffiths. El año pasado se denunciaron 1.300 ataques a la atención sanitaria en 19 países, que provocaron más de 700 muertes y 1.100 heridos entre trabajadores sanitarios y pacientes.
Desde el inicio de las actuales hostilidades entre Hamas e Israel, ha habido más de 624 ataques a la atención médica en los territorios palestinos ocupados, dijo, que resultaron en la muerte de 619 trabajadores de la salud y pacientes, y otros 826 heridos.
El Dr. Mike Ryan, jefe del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, se hizo eco de esta preocupación.
Un ‘arma’ de guerra
“Estamos siendo testigos de una era en la que atacar la atención médica se ha convertido en una táctica de guerra, no denominada antes eufemísticamente daño colateral o daño accidental, sino fundamentalmente un arma que se utiliza para aumentar el terror y negar a la gente el servicio de salud que necesitan. necesita”, dijo.
El mes que viene se cumplirán dos años desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, donde la atención sanitaria “no es sólo un servicio”, según la principal funcionaria humanitaria de la ONU en el país, Denise Brown.
“La disponibilidad de atención médica mantiene unida a una comunidad”, dijo desde Ginebra. «Por lo tanto, yo diría que la pérdida de atención médica también es el comienzo de la pérdida del sentido de comunidad».
El apoyo es fundamental
Citando a la OMS, dijo que ha habido más de 1.400 ataques a la infraestructura sanitaria en Ucrania desde que comenzó la guerra, y 14 han ocurrido desde el 29 de diciembre del año pasado.
La Sra. Brown elogió a los dedicados profesionales de la salud en Ucrania que siguen necesitando apoyo inmediato de la OMS y otras instituciones, pero expresó su preocupación por una posible disminución de la financiación humanitaria este año.
Más temprano el lunes, la ONU lanzó un llamamiento humanitario de 4.200 millones de dólares para el país.
«La guerra no ha terminado, el sufrimiento continúa y el apoyo de los Estados miembros sigue siendo absolutamente fundamental para el trabajo que hacemos, incluida la atención sanitaria», afirmó.
