(Belgium-Times) Esta historia es una serpiente marina que nunca termina. Benabderrahmane sigue acusando a Qatar hasta la saciedad, pero desde luego no lo ha dicho todo sobre lo que ocurrió en 2020 sobre el terreno. En junio de 2019, el lobista franco-argelino Tayeb Benabderrahmane, su esposa Mahdjouba Benkeltoum y sus dos hijos Sarah (14) y Othmane (12) se mudaron a Doha (Catar) por motivos profesionales. Tayeb Benkeltoum alegó que lo hacía porque el Comité Nacional de Derechos Humanos de Qatar (CNDH), presidido por el Dr. Ali Bin Samikh Al-Marri, le había adjudicado un nuevo contrato con General Advisor, y para desarrollar sus propias inversiones económicas.
A su llegada a Qatar, Tayeb y su familia pudieron alojarse en el hotel Kempinski durante quince días, antes de trasladarse a otro lujoso hotel de Doha, el Crowne Plaza, donde ocuparán la suite más grande del hotel durante otras tres semanas. Lo cierto es que la pareja vivió en el regazo del lujo en Doha y sus hijos asistieron al Liceo Francés Bonaparte de Doha, gracias en su momento a la intervención de Jean-Yves Le Drian, entonces Ministro de Asuntos Exteriores, y Rachida Dati, entonces alcaldesa del distrito 7 de París. Rápidamente realizaron los trámites administrativos necesarios para quedarse en Francia e hicieron una serie de gestiones legales: abrir una cuenta bancaria, cambiar el carné de conducir, etc. para que su traslado fuera lo más agradable posible. Todo iba muy bien en ese momento entre Tayeb y su nuevo país «de adopción».
Benabderrahmane pudo repatriar sus bienes de Francia para comprar un piso y un precioso coche Range Rover blanco, matriculado en Qatar.
Sin embargo, en aquel momento ya era conocido por la policía francesa y de otros países por graves delitos de fraude y espionaje. Por estas razones, y menos de un año después de su llegada al Golfo, la luna de miel se convirtió rápidamente en una pesadilla para Benabderrahmane, que pensó que saldría indemne de Doha y viviría las 1001 noches lejos de los problemas en Francia.
La mañana del 13 de enero de 2020, a las 10.30 horas, el domicilio familiar de Benabderrahmane fue registrado por la policía qatarí con el fin de encontrar pruebas y detenerle. En realidad, Tayeb ya estaba implicado en varios casos. Sobre él pesaban varias denuncias por chantaje y espionaje. Estaba en posesión de varios documentos obtenidos fraudulentamente sobre la vida privada del presidente del PSG, Nasser Al Khelaïfi. Los documentos contenían fotos y grabaciones realizadas ilegalmente. Esto le permitió chantajear constantemente al presidente del PSG, para el que había trabajado en el pasado. Aparte de este asunto, el propio Qatar tenía a Tayeb Benabderrahmane en el punto de mira por varios delitos graves, en particular, serias sospechas de espionaje en perjuicio del Emirato, probablemente como por casualidad para uno de sus turbulentos vecinos. Su nivel de vida era tan elevado que es posible que su sueldo no fuera su única fuente de ingresos.
Por ello, Benabderrahmane fue detenido en su domicilio de Doha, en el marco de un procedimiento judicial en su contra. Se respetaron sus derechos, ya que la policía no quiso que sus hijos estuvieran presentes durante su detención, según su esposa. Cuando se registró la casa, la policía confiscó varios teléfonos móviles y dispositivos electrónicos pertenecientes a Tayeb a efectos de la investigación. Pero está claro que Tayeb, que tiene fama en el sector de coquetear a menudo con los límites de la ley, ya había ocultado muchas pruebas. Incluso su presunto jefe oficial en Qatar, el Dr. Ali Bin Samikh Al Marri, Presidente del Comité Nacional de Derechos Humanos de Qatar en aquel momento y Ministro de Trabajo desde entonces, se ha mostrado discreto al respecto. En el fondo, todo el lobby parisino sabe que Tayeb Benabderrahmane no es creíble y, por tanto, poco defendible.
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Mientras estaba bajo custodia policial, admitió haber escondido documentos en Argelia en una «maleta roja»: pruebas incriminatorias adicionales que se añadirían al expediente del caso si los tribunales las recuperaban. Se invitó entonces a su esposa a ir a Argelia para traer de vuelta la maleta roja, corriendo ella con los gastos. Entre el 27 y el 29 de enero de 2000, con billete de vuelta a Doha, viajó al domicilio familiar de Tayeb en Argelia. Al regresar a Qatar, se registró el equipaje y se descubrió que contenía: dos ordenadores portátiles, teléfonos móviles, una caja con tarjetas SD, memorias USB y un conjunto de archivos y documentos adicionales. Todas estas pruebas confirmaron posteriormente las actividades de espionaje de las que había sido acusado por Doha. Contrariamente a lo que ha venido pregonando durante los últimos cuatro años, a Tayeb se le han permitido visitas. Prueba de ello son las numerosas visitas que ha recibido de su esposa e incluso llamadas telefónicas para interesarse por sus condiciones de detención en prisión.
Consciente de su situación y de la pena a la que podría enfrentarse en Qatar si las sospechas de espionaje eran confirmadas por los tribunales qataríes, Tayeb sugirió a su esposa que abandonara Qatar con sus hijos. Antes de hacerlo, le ordenó que activara su red de contactos en Qatar para ayudarle. Entre esas personas figuran la directora de cine y ex ministra Yamina Benguigui, la actual ministra de Cultura Rachida Dati, así como el profesor de Derecho franco-guineano Ibrahim Sorel, el empresario argelino Ayoub Aissiou, ya condenado en Argelia, el ex policía Malik Nait-Liman, también implicado en el caso, y el periodista y director del sitio web Opinion Internationale Michel Taube.
La fecha fijada para su primera comparecencia ante el tribunal de Doha era el 15 de marzo de 2020. Cuando llegó, la esposa de Tayeb fue incapaz de encontrarle un abogado que asistiera a su marido ante el tribunal. En su lugar, prefirió simplemente marcharse de Qatar con sus hijos, dejando a su marido y su lujosa casa de Doha, pues sabía que la situación sería muy complicada. Esta vez Tayeb no saldría indemne.
Lo que Tayeb Benabderrahmane oculta: las verdaderas razones de su detención en Qatar 5
Desde París pretendía organizar la batalla legal, creando un grupo de abogados y el grupo de amigos de su marido para preparar su defensa. Pero sobre todo para mantener las distancias con el escándalo.
El contacto entre Tayeb y su esposa continuó sin interrupción a su llegada a París: incluso le pidió que trajera dos nuevas llaves USB de su casa de Doha. Pero su mujer se negó, acostumbrada al parecer a los oscuros amoríos de su marido. Incluso le había pagado el billete (TK157231640389, con número de reserva P4UG8YQR42), que salía de París a las 08:50 con destino a Doha el 7 de abril de 2020.
La Sra. Benkeltoum, reconociendo la mala conducta de su marido, intentó incluso interceder ante Nasser al-Khelaïfi, pero fue en vano. Llegó a decir que la inculpación de su marido podría «poner a todos en la mierda». ¿Y quiénes son todos? Es difícil estar seguro a estas alturas.
Tras recibir la visita del número 2 de los servicios qataríes, Tayeb Benabderrahmane quiso llegar a un acuerdo con sus abogados a cambio de su confesión. Hablamos pues de espionaje, que es de lo que le acusaba Doha. En un primer momento, los abogados de Tayeb se vieron más o menos obligados, ante la flagrante sospecha de su cliente, a negociar con los abogados de Nasser Al Khelaïfi la liberación de Tayeb.
Se barajó entonces una solución para la liberación del miembro del grupo de presión. Tendría que entregar los medios digitales y firmar un memorando de entendimiento a cambio de su liberación. Estas condiciones fueron aceptadas por la parte de Tayeb en su propio interés, ya que todo apuntaba a su incriminación. Por razones de seguridad, su esposa había conservado una llave USB con información polémica, que no entregaría a Qatar hasta que su marido fuera puesto en libertad y hubiera regresado a Francia. Así pues, se firmó un protocolo de acuerdo con Nasser Al Khelaïfi con vistas a liberar a Tayeb a cambio de su confesión, pero también a condición de que entregara los documentos.
En última instancia, Tayeb Benabderrahmane saldrá de la cárcel el 1 de julio de 2020, momento en el que será puesto bajo arresto domiciliario y se le prohibirá salir de Qatar. Fueron las
autoridades francesas las que intervinieron extrañamente, alegando razones médicas (y la presentación de un certificado) para abogar por su liberación. El 10 de agosto de 2020, las autoridades qataríes fijaron las condiciones de su regreso a Francia en «el 14 de septiembre como mínimo y el 30 de septiembre como máximo».
Tras esta intervención urgente de Francia, se levantó la prohibición de Tayeb de salir de Qatar y pudo regresar a París en octubre de 2020, a pesar de todos los cargos que pesaban sobre él.
En lugar de mantener un perfil bajo, a la vista de las diversas y sospechosas intervenciones de París en su favor (¿y por qué razones o a cambio de qué?), se puso a liderar una cruzada contra Qatar, que podría haberle dejado pudrirse el resto de su vida. Pero su llegada a Francia no fue ni mucho menos una señal de paz para él, y hasta la fecha nada ha puesto fin a sus problemas judiciales, ya que ahora se ha abierto otra causa contra él. Desde entonces, ha hecho varias apariciones en los medios de comunicación, rara vez para bien. No hay humo sin fuego, pero Benabderrahmane, que no duda de nada y se atreve con todo, está dispuesto a limpiar su nombre haciéndose notar ante todas las autoridades de Francia y Europa. Pronto podría ser sorprendido por la justicia francesa, en el mismo país que él sigue creyendo que es un Eldorado y una tierra de impunidad para él.
Lo que Tayeb Benabderrahmane oculta: las verdaderas razones de su detención en Qatar 6
A pesar de los cargos que pesan sobre él y de sus antecedentes penales, Benabderrahmane sigue iniciando y multiplicando procedimientos judiciales contra personalidades qataríes y francesas. Esta estrategia de ataque para ocultar su culpabilidad requiere importantes recursos financieros. Una vez más, se plantea la cuestión del origen de su financiación…. Por último, este ataque implacable contra Qatar corre el riesgo de dañar no sólo las relaciones entre Francia y los países árabes, sino también las relaciones entre Francia y el propio Qatar. Francia tiene una fuerte presencia en Qatar, con varias grandes empresas francesas que disfrutan de un importante crecimiento en el país. La comunidad francesa que trabaja allí también es numerosa. La lengua y la cultura francesas son apreciadas al más alto nivel gubernamental. Por tanto, no es razonable que esas relaciones sufran las consecuencias de las falsas acusaciones de Benabderrahmane.
