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Fernández: La prioridad es poner en diálogo la teología y la vida del Pueblo de Dios

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Comunicado de www.vaticannews.va — cq5dam.thumbnail.cropped.750.422 Fernández: La prioridad es poner en diálogo la teología y la vida del Pueblo de Dios

En la entrevista que el nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe concedió al director saliente de ‘la Civiltà Cattolica’, el padre Antonio Spadaro, y que se publicará en el próximo número de la revista, el arzobispo argentino habla de su formación teológica y filosófica, de sus maestros y del trabajo que inicia estos días. Reitera la «primacía de la caridad en la teología moral» y lamenta el escaso desarrollo de la teología desde finales del siglo XX.

Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano

«La Iglesia rechaza el fideísmo, defiende el valor de la razón y la necesidad del diálogo entre fe y razón, que no son contradictorias. Pero cuidado, porque a veces se coloca ‘una’ determinada razón en el centro de la Iglesia, un conjunto de principios que lo rigen todo, aunque en última instancia sea una forma de mentemás filosófica que teológica, a la que todo lo demás debe someterse, ¡y que en última instancia sustituye a la Revelación!». La entrevista concedida por el nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, monseñor Víctor Manuel Fernández, al padre Antonio Spadaro, director saliente de Civilización católicay publicada en el último número de la revista jesuitase abre con esta respuesta sobre la relación entre fe y razón.

El maestro san Buenaventura y la inspiración de Rahner, Ratzinger, Congar y von Balthasar

La primera parte del largo diálogo con el arzobispo argentino de 61 años, desde 2018 párroco en La Plata, que será creado cardenal por el Papa Francisco el 30 de septiembre, está dedicada a su formación teológica y filosófica. Fernández, que estudió Teología Bíblica en la Gregoriana y se doctoró en Buenos Aires, considera a san Buenaventura, «un gigante de la escolástica», su gran maestro, por su teología «capaz de alimentar la vida espiritual y, al mismo tiempo, de incidir en la existencia concreta de las personas». Entre los teólogos de nuestro tiempo, menciona a Karl Rahner, Hans Urs von Balthasar, Yves Congar y Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, y entre los filósofos a Maurice Blondel y a los tomistas más cercanos Étienne Gilson y Réginald Garrigou-Lagrange, pero también a Hans-Georg Gadamer y Jacques Maritain. Y recuerda a teólogos latinoamericanos como Gustavo Gutiérrez, Lucio Gera y Rafael Tello, que le transmitieron «un gran amor a la Iglesia» y «la capacidad de poner en contacto la teología con las angustias, los sueños y las esperanzas del pueblo sufriente».

La primacía de la caridad en la teología moral

Autor de un volumen de Teología espiritual sistemática y de numerosos ensayos de divulgación, el futuro cardenal recuerda que siempre le ha interesado «la teología de las Personas divinas» y nuestra relación con cada una de ellas. De su Los cinco minutos del Espíritu Santo se han impreso más de 350.000 ejemplares en varios países, y dice a los teólogos que «no se avergüencen de escribir alguna vez este tipo de libros que bajan la teología a las necesidades populares». En cuanto a la teología moral, Fernández, que participó en los Sínodos de los Obispos de 2014 y 2015 sobre la familia, subraya que no puede ignorar «cómo enfrentan su vida las personas más pobres, limitadas, excluidas de los beneficios de la sociedad, que deben sostener cada día la lucha por sobrevivir como se pueda».

Para ellos, recuerda, Francisco, en la alegría del amorpide «un especial cuidado para comprender, consolar, integrar, evitando imponerles una serie de normas como si fueran una roca». Y así, el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe subraya, en teología moral, «la primacía de la caridad», como Santo Tomás de Aquino, «cuando coloca la misericordia en la cima de las virtudes, en cuanto regula un obrar externo y produce así una semejanza con el obrar divino». No responde en absoluto a esta dinámica, explica, una moral reducida al cumplimiento de los mandamientos.

El escaso desarrollo de la teología desde finales del siglo XX

En la última parte de la entrevista, centrada en el trabajo que le espera en el Palacio del Santo Oficio (ndr: así se denomina la sede del Dicasterio para la Doctrina de la Fe), el arzobispo argentino se refiere varias veces a lo que el Papa escribió en la carta con la que «acompañó mi nombramiento» el 1 de julio de este año. Francisco, recuerda, le invita a «poner en diálogo el sabor teológico con la vida del santo Pueblo de Dios», y el nuevo prefecto, párroco de Santa Teresita en Río Cuarto (Córdoba) desde hace siete años, comenta que al Papa le importa sobre todo que la teología «no sólo se dirija desde arriba a ‘iluminar’ al Pueblo de Dios, sino que se deje estimular por él, que se deje lastimar y desarmar por él». El Pontífice le invita también a «custodiar la enseñanza que brota de la fe», que «es también mejorarla» en su comprensión y comunicación. Desgraciadamente, admite el entrevistado, «en este punto las últimas décadas no nos muestran un resultado reconfortante», y ya no ha habido teólogos de la talla de los citados «Rahner, Ratzinger, Congar o von Balthasar». Grandes teólogos «que han pensado en diálogo con la realidad» y «han hecho amplia repercusión, de diferentes maneras, incluso en la pastoral de las parroquias más pequeñas y pobres». «Controles hubo, desarrollo no tanto», explica, y la teología desde el cambio de siglo «ha tenido poco desarrollo».

Tolerar con caridad la agresividad de muchos contra el pensamiento cristiano

Entre los últimos temas, no menos importante que el «mandato» del Papa Francisco, está «una escucha más amplia de lo que la sociedad plantea» que debe conjugarse con un intento de «mostrar las razones y la armonía de nuestro pensamiento cristiano». Por eso, Fernández invita a «proponer una ascesis: tolerar con caridad que a veces haya una agresividad que nos lastime. Acaso el cuestionamiento de la sociedad no puede ser una mediación que Dios mismo utiliza para desarmarnos, para abrirnos a otra cosa?».

«No podemos escondernos en un limbo e ignorar que la violencia verbal de algunos grupos es un desahogo comprensible de ellos después de muchos siglos de violencia verbal nuestra, de un lenguaje ofensivo, muy hiriente, o de una manipulación de las mujeres como si fueran de segunda categoría, de muchos desprecios».

Y espera que con el tiempo «podamos reflexionar y dialogar estos temas con menos aspereza».

Por último, recuerda la invitación del Papa a promover un pensamiento que presente «un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno».

Las «más importantes para expresar el corazón del Evangelio», recordadas en el evangelio de la alegríapara el futuro cardenal, son «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» y que respecto a la moral «las obras de amor al prójimo son la manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu».

Se publicó primero como Fernández: La prioridad es poner en diálogo la teología y la vida del Pueblo de Dios

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